Valor se da una semana para negociar la reducción del suelo comercial en torno a Ikea

El anuncio por parte del Consell de la inminente salida a exposición pública del proyecto para la instalación de Ikea en Alicante ha vuelto a despertar la polémica en torno a la gran superficie comercial vinculada. El rechazo frontal de los comerciantes locales a este proyecto, tal y como está concebido, es uno de los principales frentes que tiene abiertos en estos momentos el alcalde, Miguel Valor, que es consciente de la importancia de tomar una decisión cuanto antes en este espinoso asunto, que ya puso al sector en contra de su predecesora, Sonia Castedo.

En un principio, los mensajes del equipo de gobierno municipal iban dirigidos a mantener la calma hasta conocer con exactitud los usos que tendrán los 420.000 metros cuadrados de superficie terciaria que contempla la Actuación Territorial Estratégica (ATE). Sin embargo, el alcalde, Miguel Valor, ha decidido acelerar algo los tiempos, dado que aún no está clara la fecha de la exposición pública del proyecto.

Ayer, el primer edil se daba una semana como plazo máximo para negociar con las partes implicadas, Ikea y los comerciantes locales, la postura municipal acerca del proyecto. «Y si son tres días mejor», aclaraba después. Y es que los próximos días serán, en efecto, definitivos para fijar la postura municipal acerca de la superficie comercial vinculada a Ikea. Una postura que después trasladará a la Conselleria de Infraestructuras, que es la que tiene la potestad de decidir sobre el proyecto.

Entre hoy y el viernes, Valor tiene previsto reunirse con dos asociaciones de comerciantes de la ciudad para conocer en profundidad sus posturas acerca de Ikea. La primera de ellas será la Federación de Comerciantes y Empresarios, Fecoema, que es la única que ha manifestado en varias ocasiones su apoyo al proyecto de implantación de Ikea en Rabasa, sin quejarse por la superficie comercial vinculada.

También se reunirá con la asociación Corazón de Alicante, que sí que ha demostrado su férrea oposición, no a Ikea, sino al macrocentro comercial que se quiere instalar junto a la multinacional. En estas reuniones no estará presente la concejal de Urbanismo, Marta García-Romeu, sino la de Comercio, Belén González.

Además, el alcalde tiene previsto reunirse también la semana que viene con representantes de Ikea, con el fin de conocer cuáles son sus líneas rojas para instalarse en la ciudad y si admitirían una reducción de la superficie comercial.

El objetivo, explicó Valor, es «escuchar a todo el mundo» para, tras oír también a los técnicos, tratar de llegar a un acuerdo. El Ayuntamiento no fijará su postura de cara al periodo de alegaciones hasta haber hablado con todos los implicados, pero se ha dado a entender a este diario que el objetivo es conseguir alguna reducción de la superficie comercial o cerrar algunas ventajas o garantías para el comercio local, de forma que salgan ganando con el macroproyecto urbanístico de alguna manera.

Eso sí, también han dejado clara cuál es su línea roja, y es que su prioridad es la implantación de Ikea, y será así aunque se demuestre inviable la reducción o la mejora de las condiciones comerciales.

«Lo importante es tener claro pronto si es que sí o que no», explicaba ayer Valor, en referencia a si el Ayuntamiento va a poder apoyar a los comerciantes en sus reivindicaciones o si se va a mantener al margen.