Los comercios del Centro no dan su brazo a torcer en su rechazo al macrocentro de Ikea

La ronda de reuniones iniciada por el alcalde, Miguel Valor, para abordar el proyecto de instalación de Ikea y un macrocentro comercial en Rabasa tuvo ayer como protagonistas a los comerciantes de la zona centro de la ciudad, integrantes de la asociación Corazón de Alicante.

El encuentro, en el que además de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) de Ikea se abordaron otras cuestiones vinculadas al comercio alicantino, fue muy cordial y ambas partes salieron de él satisfechas. Sin embargo, por el momento parece difícil que vayan a alcanzar un acuerdo para presentar, como propone Valor, alegaciones conjuntas para modificar el proyecto actual. Y es que Corazón de Alicante, integrada en el Colectivo de Comerciantes por Alicante, tiene una opinión bastante clara, y por ahora inamovible, al respecto: Ikea sí, macrocentro comercial no. Una opinión que el próximo martes reiterará el presidente del Colectivo, Domingo Martínez, a Valor, en una nueva reunión para abordar este asunto.

El alcalde busca consenso para sacar adelante el proyecto y para ello propone intentar una reducción de la superficie comercial de la ATE. Ayer, llegó a tantear a los comerciantes con una propuesta de 50.000 metros cuadrados comerciales, en vez de los 300.000 que el proyecto actual contempla para Ikea y su centro comercial, a los que después se suman otros 120.000 metros cuadrados de suelo terciario. Pero no logró alcanzar el compromiso de éstos de que apoyarían esta propuesta.

No se niegan a negociar, pero dejan claro que mantendrán su oposición a cualquier centro comercial que se quiera instalar en Rabasa, siempre que no ofrezca «una oferta diferenciada respecto a lo que ya hay en la ciudad, porque lo contrario solo serviría para abocar al cierre a los centros que ya existen», explica Vicente Armengol, presidente de la asociación.

Los comerciantes piden a Valor que medie para que la superficie comercial sea sustituida por un incremento del espacio del parque tecnológico previsto. «Esto sí que sería un elemento diferenciador y de impulso para la ciudad», estima Armengol.

Además, le recordaron que hace unos meses el Consejo Local de Comercio acordó que se iba a realizar un estudio de impacto comercial de la ATE y le pidieron que se elabore cuanto antes. El alcalde se comprometió a hacerlo.

La semana que viene será clave para el avance o estancamiento de las negociaciones, dado que Valor tiene prevista no solo la reunión con el Colectivo, sino otra con representantes de Ikea, en la que se debatirán las posibilidades que existen de cambiar el proyecto, previa consulta con los técnicos.

Además, es probable que salga a exposición pública el plan especial, lo que permitirá conocer a fondo los usos que se le van a dar al suelo terciario que contempla la ATE.

Desde los grupos de la oposición, reclamaron ayer que el proceso que se ha abierto para replantearse el proyecto de Ikea sea más participativo. En este sentido, el candidato socialista, Gabriel Echávarri, pidió que todos los grupos pudiesen estar presentes en la reunión que se va a celebrar con Ikea, para darle mayor transparencia al proceso y conocer de primera mano «si la multinacional del mueble ha abonado alguna cantidad de dinero para instalarse en la ciudad y, sobre todo, a quién».

El portavoz y candidato de UPyD, Fernando Llopis, propone la creación de una comisión municipal para liderar un proceso de participación con diferentes agentes y colectivos de Alicante, en el que se analice la ATE.

Y ambos grupos municipales coinciden en señalar que el mayor problema en la tramitación de la llegada de Ikea a la ciudad ha sido la «falta de transparencia» y la negociación de las condiciones «en oscuros despachos».