Arte alicantino al otro lado del Atlántico

Sin levantar revuelo, sin hacer demasiado ruido pero siendo uno de los artistas actuales más relevantes de la provincia de Alicante, el pintor Xavi Carbonell sigue creciendo en calidad y reconocimiento, como el que le otorga una nueva exposición en Nueva York, que estrenará esta misma tarde.

Natural de Alcoy, este artista plástico pasa largas temporadas en la ciudad estadounidense, donde se inspira y donde tiene un gran estudio de creación. Precisamente, una visita de los expertos de la galería Art Angler desembocó en esta muestra titulada 'Crazy muñequitos', compuesta por veinte obras en lienzo y en papel que estará en la galería neoyorquina durante un mes, hasta el 26 de marzo.

En concreto, la exposición estará conformada por cinco lienzos de gran formato, con un tamaño de 150 por 150 centímetros, siete de un metro por un metro y ocho obras en papel, de una medida de 70 centímetros de altura por un metro de amplitud. Este conjunto de obras pertenecen a las últimas creaciones del artista, una serie que viene elaborando desde 2012 y de la que se pudieron disfrutar algunas obras en dos exposiciones, una individual en Alicante dentro del ciclo 'Arte Último' y otra en el Centro El Carme de Valencia, en este caso colectiva, bajo el mismo epígrafe.

El artista sitúa su estilo en la abstracción, aunque cada vez se acerca más a la figuración. Mientras que obras anteriores mostraban trazos simples en colores cálidos y saturados, en esta serie el pintor se adentra en algunas formas mostradas en colores más llamativos y menos saturados. Sin embargo, algunas de las obras siguen siendo puramente abstractas. Normalmente sobre fondo blanco o en tonos pastel claro, el artista juega entre trazos y manchas de distintos colores, rosas rojos y líneas negras, aunque en algunas obras sólo emplea el blanco y negro, en este caso, las más figurativas, donde dibuja los «muñequitos» que dan nombre a la colección.

Sus formas son calificadas de intuitivas, marcadas por el gesto cercano al dibujo, al cómic o a la caricatura, aunque propone una lectura del espacio para el observador que, marcada por la espontaneidad, no se muestra como un mensaje vacío, sino como un recorrido expresivo basado en las sugerencias.

Sobre esta simplicidad de formas, el artista expresa que «durante mis estancias en Nueva York, salgo a dar paseos y observo lo que me rodea. Simplemente esto me sirve de inspiración», aunque otra de sus pautas para la inspiración pasa por «los dibujos de mi hija. Me resultan llamativas muchas cosas de los dibujos de niños, sus trazos, sus formas de expresión dando más o menos volumen a lo que les llama la atención o les importa», añade.

Paso a paso, el pintor va evolucionando sus obras en distintos estilos, siempre marcados por su propia firma. Una firma que viaja entre continentes, entre Alicante y Nueva York, ajena a las fronteras de lo material.