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José Císcar, el viernes en Alicante, a la entrada a un almuerzo. :: álex domínguez
El hombre de Génova en Alicante

El hombre de Génova en Alicante

Císcar se ha convertido en la referencia del PP nacional no solo en la provincia, sino también para hacerse oír en Valencia

José Vicente Pérez Pardo

Domingo, 8 de marzo 2015, 01:18

En la semana en que se ha nombrado a Alberto Fabra como candidato del Partido Popular a la Generalitat Valenciana, otros dos nombres han salido más reforzados: José Císcar e Isabel Bonig, que se han convertido en los representantes de la dirección nacional en Alicante y Castellón, respectivamente. ¿Y Valencia? La vieja guardia de la eterna Rita Barbera y el no menos longevo Alfonso Rus guardan las esencias del partido en la Comunitat, aquel al que votaban uno de cada dos electores y que mantenía presidentes del partido por encima de Madrid. Alberto Fabra es un rey sin reino, tiene el trono pero no la corona, es un regente tutelado por la aristocracia provincial.

El presidente regional del partido aseguraba el viernes que su nombramiento ha sido el refrendo de la dirección nacional a las políticas que ha mantenido el Consell bajo su mandato. El hecho es que Fabra ha mantenido la candidatura después de que Rita Barberá y, al parecer, Esteban González Pons, la rechazasen. El presidente no lo tuvo claro hasta ese mismo momento en que devolvió la llamada a María Dolores de Cospedal en la que le confirmaban como cabeza de lista.

Los nervios cundieron la mañana del jueves en el PPCV desde primera hora. El anuncio de que Alberto Garre (quien había sustituido a Ramón Luis Valcárcel en la presidencia de Murcia) iba a ser sustituido por un consejero hizo saltar las alarmas. Y todavía estaba entonces la incógnita de qué sucedería con Ignacio González en la Comunidad de Madrid. Se había roto la tradición popular de que el cargo representaba automáticamente la candidatura. Los malos augurios cercaban el Palau de la Generalitat.

La llamada de De Cospedal le hizo soltar a Fabra una bocanada de alivio, aunque la sensación fuese muy corta, puesto que junto a su candidatura se harían saber las provinciales, algo insólito en el partido: José Císcar sería el número uno por Alicante e Isabel Bonig por Castellón. Fabra apenas tenía margen de maniobra, solo para intentar colocar a su favorito al Ayuntamiento de Alicante: Miguel Valor. Se había hecho público por una filtración interesada desde el entorno del presidente de la Generalitat y debía mantener su palabra. Solo le sirvió para darse cuenta de cuál era su situación.

En ese momento, Císcar ya había movido ficha y tenía cerrada con las juntas de distrito de Alicante el nombre de Asunción Sánchez Zaplana. Discreto, en su estilo, todo se aceleró desde la publicación de que Miguel Valor sería el candidato del PP. Císcar había prometido al partido en la capital que los militantes serían escuchados antes de tomar una decisión y, si se hubiera consumado, le habría supuesto un descrédito. Desde el martes comenzaron los contactos para formalizar quién sería el cartel electoral en Alicante.

Tres, dos, una...

Desde el principio, la dirección provincial tenía en mente el nombre de Asunción Sánchez Zaplana, aunque también contaban con Carlos Castillo y Luis Barcala como alternativas. De hecho, serán los hombres fuertes de la candidatura y del Ayuntamiento de Alicante si es que el PP gobierna, como ayer avanzó este periódico. Cuentan con toda la confianza del presidente Císcar.

El nombre de Carlos Mazón estaba impulsado fuera de la agrupación local, que no lo considera uno de los suyos. El director de la Cámara de Comercio «lleva siete años fuera del partido»; «es un paracaidista»; «no viene por aquí», son algunos de los comentarios en los últimos tiempos de representantes populares en la ciudad. La opción de Mario Flores también surgió en Madrid, donde se relaciona por su condición de diputado, pero la agrupación también la rechazaba, aunque con menos vehemencia que la de Mazón.

A Miguel Valor se le agradece haber tomado las riendas del Ayuntamiento en tiempos tan convulsos, aunque la regeneración política que reclama la ciudadanía pesó más que la buena opinión sobre el alcoyano.

Pulsadas las preferencias de la organización, la dirección provincial comenzó a negociar con las juntas de distrito con dos principios: no iba a haber cambio de cromos y se trataba de convencer, no de vencer. El partido es fundamental para retener el Consistorio alicantino, por lo que poner un candidato al margen era un suicidio adelantado en una convocatoria electoral que se prevé muy ajustada. La decisión de la dirección provincial, que ahora todos asumen, fue la de Asunción Sánchez Zaplana. Císcar volvió a demostrar su capacidad de diálogo y consenso. Y se le transmitió a Génova.

Pero Fabra no lo aceptó. En la negociación hubo gruesas palabras, incluso en el fragor de la batalla dialéctica parece que llegaron a deslizarse amenazas de renuncia, pero la conclusión de Génova parece ser inequívoca: Císcar es su hombre en Alicante. El hecho es que su propuesta es la que ha salido en la capital. Y, con esta condición, se le deberá consultar cualquier cosa que suceda en la provincia.

La próxima semana comenzarán las negociaciones para configurar las candidaturas para los municipios de más de 50.000 habitantes y, una vez más, el presidente provincial marcará el devenir de la organización en su territorio. Ya lo había expresado el propio Císcar a los militantes: «Hay que hacer valer el peso de Alicante en el PPCV» y su hoja de ruta casi siempre se cumple. La designación como cabeza de lista por la provincia no hace sino hacer más patente que la opinión alicantina pesara más a nivel regional.

A expensas de saber qué ocurrirá en Orihuela, es previsible que la opinión favorable de la dirección provincial hacia Gerardo Camps le eleve como candidato en Benidorm, mientras que Rafa Miró irá en Alcoy. En el resto de agrupaciones, se mantendrán los actuales responsables, como Mercedes Alonso en Elche, Ana Kringe en Dénia, Eduardo Dolón en Torrevieja, Luisa Pastor en San Vicente o Adela Pedrosa en Elda. Es lo que prevé el hombre de Génova en Alicante.

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