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Esther Brotons
Miércoles, 25 de marzo 2015, 01:50
«Oí el ruido de un avión que volaba muy bajo, pero de vez en cuando pasan por aquí aviones de caza realizando maniobras, por eso no me he preocupado hasta que un amigo me contó que había ocurrido un accidente con un avión de pasajeros. Entonces reaccioné». Así explicaba ayer Dewi Rhys-Jones López, un fisioterapeuta alicantino que reside y trabaja en Seyne Les Alpes, una pequeña localidad del departamento de Alpes de Alta Provenza.
La tranquilidad de este municipio, de apenas 1.400 habitantes, empezó a diluirse poco después de las 11.47 horas, cuando el Airbus A-320 de Germanwings se estrelló por causas desconocidas en una zona montañosa de los Alpes franceses. El transcurrir de los minutos confirmó la dimensión de la tragedia.
Dewi trabaja como fisioterapeuta en una clínica de la zona. Amante del running, conoce perfectamente las características de un terreno escarpado y muy poco habitado. «La zona en la que se ha estrellado el avión es muy mala porque no hay accesos directos por carretera. El pueblo más cercano está a tres horas caminando. Además, está el riesgo de que nieve y se complique más la situación».
Las autoridades francesas han instalado en Seyne Les Alpes el centro logístico del operativo de rescate y en un gimnasio de la localidad se ha ubicado la morgue donde se irán depositando los restos humanos conforme se vayan recuperando. «Se comenta que no habrá muchos cadáveres que identificar por el estado en el que han quedado los cuerpos de los pasajeros», señalaba el fisioterapia, quien emigró en el año 2008 en busca de un futuro laboral adecuado a su formación.
Cuando escuchó el sonido del avión se encontraba trabajando. «Mi amigo el podólogo me ha dicho que el sonido era de un A320 que se acababa de estrellar», comentaba tras la salida de la clínica.
Pasadas las ocho de la tarde, el pequeño municipio de Seyne estaba ocupado por los medios de comunicación, tal y como pudo comprobar Dewi, que se pasó por la zona de la morgue y donde quedó también instalada la capilla ardiente porque «al parecer no hay cuerpos que reconocer», lamentaba.
A través de las redes sociales, hay españoles emigrantes que desde que se conoció el accidente y el fatal desenlace están ofreciendo alojamiento gratuito temporal a familiares o allegados que necesiten traslado y estancia urgente cerca de la zona.
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