El Crucificado, seguido de cerca por María Santísima del Silencio.

Silencio ante el Cristo Salinero

Miles de personas contemplan al Crucificado y el paso de María Santísima del Silencio. La Virgen de La Piedad irrumpe en la madrugada torrevejense desde la Plaza del Calvario en medio de la oscuridad, solo rota por la luz de las velas que la alumbraron

Francisco Reyes Prieto

Viernes, 3 de abril 2015, 02:13

Se hizo la oscuridad más profunda en las calles al caer la tarde y así se mantuvo a la espera de que que se hiciera presente la imagen más portentosa de la Semana Santa torrevejense, la del Cristo Crucificado (Manuel Hurtado 1954), el que más devoción despierta, el Cristo de Torrevieja, el Salinero. Un auténtico gentío se agolpaba frente a las puertas del templo de la Inmacuada y calles adyacentes en un ambiente de recogimiento y sobre todo de mucha oscuridad, gracias a que un año más el alumbrado público fue apagado por el Ayuntamiento, con la colaboración de la mayoría de los establecimientos del paso de la procesión, que también dejaron a oscuras sus escaparates y luminosos.

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A las once en punto de la noche se abrieron las puertas del templo y comenzaron a sonar los tambores cubiertos de La Convocatoria y sus capirotes cambiaron el hachote de cada noche por un farol a la luz de una vela. Tras la salida de los capirotes, envuelto en una nube de incienso se hizo presente la imagen del Crucificado, que quedó expuesta a la vista de todos en el dintel de la puerta del templo, rodeada por sus costaleros, mientras por el costado izquierdo del mismo se fue aproximando lentamente, sin ruido apenas, el paso de María Santísima del Silencio, siempre acompañada por el discípulo predilecto, San Juan, a hombros de jóvenes costaleras.

Las imágenes, las primeras que hizo para Torrevieja el escultor, Víctor García, estrenaron anoche un nuevo paso barroco de metal y bañado en plata, que desfiló anteriormente en las procesiones de Córdoba, donado por una cofrade. El sepulcral silencio fue roto por las voces de la Coral Francisco Vallejos con el canto de la plegaria de Amparo Cos y Aurelio Martínez, 'Madre del Silencio' y el poema de Antonio Machado, 'Señor me cansa la vida' con música de Juan A. García. Después la procesión emprendió su camino hacia su barrio natural, 'el sequión', donde se vivieron escenas emotivas en el callejón del Turco.

Después, este año con media hora de retraso programado, a las doce y media de la noche, partió de la Plaza del Calvario la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad. El trágico misterio de la virgen con el cuerpo inerte de su hijo en su regazo, del autor, Miguel Ángel Casañ. Precedido por sus capirotes portando luz natural de vela y también en la más estricta oscuridad, se dirigió hasta la Inmaculada, de donde saldrá mañana para participar en la Solemne y Magna Procesión del Santo Entierro.

El cortejo que arranca hoy a las ocho de la tarde cuenta con la participación de las catorce cofradías que componen la Semana Santa torrevejense, por lo que es el más numeroso. Los tronos y nazarenos saldrán de la Plaza de la Constitución para recorrer las calles Caballero de Rodas, Patricio Pérez, Ramón Gallud, Zoa, Ulpiano, Morriones y de vuelta a la iglesia. Para mañana sábado está prevista, dentro de los actos relacionados ya con la Resurrección, una tamborada que se iniciará a las diez y media de la noche en el Centro Cultural Virgen del Carmen. El itinerario cambia este año para pasar por las calles del Mar, Gumersindo, Apolo, Pedro Lorca, Joaquín Chapaprieta, Vicente Blasco Ibáñez y Zoa hasta la plaza de Oriente. Allí se hará una parada y al finalizar la Vigilia Pascual seguirá por las calles torrevejenses de Ausentes, Campoamor, Patricio Pérez, Plaza Miguel Hernández, Canónigo Torres y Concepción, hasta la Plaza de la Constitución, a la que se darán tres vueltas.

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