R. A.
Martes, 7 de abril 2015, 02:17
Cientos de alicantinos despidieron ayer la Semana Santa con la degustación de la tradicional mona de Pascua. El día amaneció nublado, con una destacada bajada de temperaturas y con viento, pero las circunstancias meteorológicas no consiguieron acabar con la tradición.
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Las pastelerías no daban abasto para vender el dulce típico de la Semana Santa alicantina, con el huevo duro en el centro. Eso sí, fueron muy pocos los que se animaron a tomársela en la playa, una tendencia cada vez mayor en años anteriores, y también descendió algo el número de congregados en el Monte Tossal, el punto de encuentro por excelencia.
Aunque hubo muchos que prefirieron celebrar el día festivo en casa, los más valientes sí acudieron con toda la familia, cargados con neveras llenas de todo tipo de manjares y un buen número de monas, a pasar el día en el campo. También lo hicieron numerosos grupos de jóvenes, que no se dejaron vencer por el fresco Lunes de mona.
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