JUAN PABLO LAORGA
Miércoles, 6 de mayo 2015, 02:03
El Lucentum sigue en la lucha por el ascenso a LEB Oro después de derrotar anoche al Marín Peixegalego (66-64) en el tercer partido de la serie de cuartos de final -el choque decisivo en el que es más difícil aguantar la presión-, porque los de Kuko Cruza supieron dejar los nervios a un lado en los momentos importantes y olvidar el partido del pasado sábado en Pontevedra para doblegar a los gallegos. Aunque los nervios siempre están ahí, y más cuando ves la semifinal a un solo paso. Así les ocurrió a los alicantinos, que vieron como los pontevedreses les remontaron una ventaja de 20 puntos a tan solo seis minutos del final, una situación que pareció dejar fuera de combate a los de Kuko Cruza. Sin embargo, supieron reponerse al maldito agarrotamiento que sufren los brazos y al incómodo temblor que aparece en las piernas cuando rozas la semifinal para ponerse otra vez por delante a un minuto para el fin de la serie.
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Un triple de Guillén puso por delante a los locales en un final de infarto y colocó a su equipo en la siguiente ronda, donde se medirá con el favorito del 'play off', el Amics de Castelló, en una serie al mejor de cinco partidos, que comenzará el viernes y en la que los castellonenses tendrán el factor cancha a favor.
Simplemente por empezar jugando en casa, los alicantinos ya eran favoritos antes del inicio la eliminatoria. A pesar de la ventaja de la pista, el Centro de Tecnificación presentó una entrada muy pobre, pero los aficionados que se acercaron a ver el trascendental choque consiguieron que el pabellón rugiese como si estuviese lleno y volvieron a sufrir con su equipo, que esta vez les brindó una victoria importantísima.
Los jugadores tuvieron mucha culpa de que el público se viniese arriba. Desde el inicio, los alicantinos salieron a morder, con un Samuel Domínguez inconmensurable en defensa y en ataque, que saltó a la pista de inicio para parar con éxito a Ike Azotam, el poderoso pívot del cuadro gallego. Pero el canario no estuvo solo, Xavi Hernández completó una eliminatoria fantástica; además, un triple suyo dio tranquilidad al equipo en los últimos instantes. Eso sí, se echó en falta la aportación de jugadores que están llamados a ser importantes como Adri Fuentes o Javier Marín y, además, el banquillo no aportó tanto como en otras ocasiones, de ahí, el sufrimiento.
Y eso que el primer cuarto fue plácido para los locales, que revivieron lo visto en el primer partido de la serie, en el que se impusieron con facilidad. Pero en un duelo tan importante los gallegos no se iban a rendir tan fácilmente. En el segundo cuarto Roger revolucionó a los suyos, reduciendo la ventaja de los alicantinos, que empezaron a perder fuelle peligrosamente, tanto que la ventaja se fue diluyendo poco a poco y la eliminación se veía muy cerca. En el tercer cuarto los de Kuko Cruza solo anotaron diez puntos, parecían desahuciados, pero el Peixegalego no supo aprovechar la caraja alicantina, que se prolongó hasta el último cuarto, al que se llegó con un 54-48. Tocaba sufrir y se sufrió.
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El último acto fue de infarto, los pontevedreses completaron la remontada, pero no supieron mantenerla. Los triples de Xavi Hernández y de Edu Guillén levantaron al público y volvieron a adelantar en el marcador a los alicantinos a falta de 17 segundos y con posesión visitante (66-64). Pero el Peixegalego no supo aprovechar la última bola de partido y la victoria se volvió a quedar en Alicante.
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