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Luis Candela
Miércoles, 20 de mayo 2015, 02:05
Dayana regresó ayer a la Audiencia Provincial de Alicante, donde durante casi una semana se la juzgó por tirar a su bebé recién nacido por un hueco del patio de su edificio. La Sala la condenó a 12 años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa. La resolución no es firme, ya que su defensa la ha recurrido en casación ante el Tribunal Supremo, por lo que su estancia en prisión es preventiva y resulta imperativo ordenar o no su prórroga. «Prefiero estar en prisión», señaló al tribunal de la Sección Tercera la mujer de casi 30 años de edad, por lo que la decisión de los magistrados no parece compleja.
La Policía condujo a la mujer, que llegó a la sede judicial con el rostro tapado, cuando en pocos días se cumplirán dos años desde que se produjo el milagroso suceso, pues la criatura recién nacida sobrevivió durante alrededor de 48 horas envuelta en una bolsa, privada de alimentos y bebida hasta que los bomberos pudieron rescatarla. El hecho conmocionó a toda la comunidad del bloque de viviendas del número 4 de la calle Benissa de Alicante, en el alicantino barrio de Virgen del Carmen.
El tribunal fue claro a la hora de dictar el fallo, pues sostuvo en diciembre del año pasado que la intención de Dayana G.R. de acabar con la vida del bebé resultó clara. Para ello, los magistrados se apoyaron en los testimonios de dos vecinas, a quienes la mujer les dijo que se encontraba encinta. Aunque las palabras de las residentes no fueron las únicas que les valieron para imponer los 12 años de condena.
Sin embargo, una de las principales pruebas de cargo llegó cuando la mujer se derrumbó. En la penúltima sesión del juicio, Dayana confesó. «Di a luz en el baño sin ayuda», dijo a modo de reproche a los servicios de emergencias, que no acudieron cuando llamó al 112. Según había declarado antes, siempre negando que estuviese embarazada, se encontraba empapada en sangre después de sufrir un fuerte dolor y expulsar un trozo de carne sin forma.
Eso ocurrió un 21 de junio por la mañana, y poco después acudió al hospital acompañada por una amiga. Los sanitarios activaron el protocolo ante las evidencias de que algo no iba bien y acudió la Policía Nacional. Ante los agentes también se derrumbó y confesó haber abortado, según confirmaron varios agentes durante el juicio celebrado en diciembre.
La magistrada ponente del fallo señaló que la madre del bebé solo pudo actuar con la intención de «dar muerte al recién nacido», pues en caso contrario podría haber dejado a su hijo en manos de instituciones «renunciando a su maternidad» sin exponerlo a peligro alguno. En cambio, prosigue la magistrada ponente de la sentencia, «prefirió arrojarlo a un lugar inhóspito» y califica de «milagro» que el pequeño no muriese «de hambre y frío».
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