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Eva María Lahoz
Lunes, 25 de mayo 2015, 03:07
«Los alicantinos han hablado y han dicho que quieren un cambio». Con estas palabras, que durante la campaña han resonado más de una vez en boca de todos los partidos políticos, menos la del PP, asumía ayer Asunción Sánchez Zaplana la amarga victoria que obtuvo ayer en las elecciones municipales en Alicante.
Cuatro fuerzas políticas integrarán la nueva Corporación municipal, con una diferencia máxima de cinco concejales entre ellas, en la que será la legislatura con las fuerzas más igualadas. El PP, con 38.393 votos, tendrá 8 concejales, (se deja 10 por el camino); el PSOE, con 30.433 votos, 6 ediles (pierde 2); Guanyar Alacant y Ciudadanos entran con 6 concejales, el primero gracias a 28.065 votos y el segundo con 28.073; y Compromís da la campanada y se incorpora con 3, con 13.527 votos.
Los populares han ganado los comicios, pero han sufrido el mayor descalabro de su historia en la ciudad y son plenamente conscientes de que son ínfimas las posibilidades que tienen de llegar a gobernar. Ni siquiera un posible pacto con Ciudadanos les daría la mayoría, por lo que lo más probable es que no sea la formación de José Luis Cifuentes la que tenga, finalmente, la clave. Ironías del destino, un concejal más sí que le hubiera dado la llave a este partido.
El acuerdo con el resto de fuerzas es imposible, porque todas han manifestado de antemano que no pactarán con el PP.
Así las cosas, aunque por primera vez en la historia todas las opciones están abiertas, todo apunta a que será un tripartito entre PSOE, Guanyar y Compromís el que gobierne la ciudad, probablemente con Gabriel Echávarri como alcalde. El socialista ya anunciaba ayer nada más cerrarse el escrutinio que la alcaldía será suya, loco de contento aunque todavía queden por delante arduas negociaciones y aunque, ironías del destino, si accede al cargo será después de haber cosechado el peor resultado de la historia del PSOE en la ciudad, con apenas seis concejales.
El batacazo sin precedentes del PP se reflejaba ayer en la sede electoral del PP, en el hotel Meliá, donde las lágrimas, la escasez de público y las caras largas sustituyeron a las habituales fiestas de la victoria.
Sánchez Zaplana, acompañada por su equipo de campaña, por el actual alcalde, Miguel Valor, y por varios ediles, comparecía pasadas las once para admitir los malos resultados. «Somos el partido más votado de Alicante, pero los resultados no son los que deseábamos», señalaba, sin ambages, para después reconocer que «los alicantinos han hablado y han dicho que quieren un cambio. Nosotros les escuchamos».
La candidata diluyó el fracaso local al asegurar que el PP tenía resultados similares en la Comunitat y en el resto de España y se ofreció, «como ya he hecho siempre en la campaña», a pactar con los demás partidos para formar un gobierno estable «desde la tranquilidad y la serenidad». Algo en lo que, dijo, se pondrá a trabajar hoy mismo, «desde las nueve de la mañana».
Sin duda, los casos de presunta corrupción local, autonómica y nacional y la irrupción, con fuerza, de nuevos partidos, les han pasado una enorme factura. Bajar de 18 a 8 concejales no entraba ni en sus peores previsiones, si bien es cierto que lo s 18 conseguidos por Sonia Castedo hace cuatro años también fue un resultado excepcional, pero por arriba.
Respecto al PSOE, la posibilidad de confluencia con otras fuerzas de izquierda puede terminar convirtiendo en victoria su gran derrota.
Pero son las fuerzas nuevas las que cambiarán definitivamente la composición de la Corporación alicantina. Guanyar y Ciudadanos empatan en cuanto al número de concejales obtenidos y también lo hacen con el PSOE.
Se esperaba que tuvieran una irrupción histórica, pero sin duda la campanada la ha dado también Compromís. Natxo Bellido ha conseguido que su partido acceda a la Corporación por primera vez y además en las elecciones con mayor competencia de la historia. Y lo ha hecho por la puerta grande, nada menos que con tres ediles y con grandes posibilidades de entrar en el equipo de gobierno.
El gran perdedor de la noche fue UPyD. El descalabro nacional del partido se ha llevado por delante al grupo en la ciudad. El trabajo desarrollado por Fernando Llopis en la legislatura que termina no ha sido suficiente para movilizar a un electorado que ha huido hacia otros partidos. Sale del Ayuntamiento después de un breve paso por el mismo.
Es la primera vez en décadas que el destino de la Corporación no está cerrado en la noche electoral, aunque el resultado se deja entrever con claridad.
PSOE, Guanyar y Compromís tienen ahora de plazo hasta el 13 de junio, que es cuando se constituirá la Corporación y se elegirá al alcalde, sea por mayoría absoluta (con alianzas) o simple.
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