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Esther Brotons
Viernes, 5 de junio 2015, 00:49
La pobreza en la provincia se ha cronificado y las peticiones de ayuda para cubrir las necesidades básicas (alimentación, pagos de recibos de agua, luz o alquiler) se han agudizado. Esta es una de las conclusiones de la memoria de 2014 que presentó ayer Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante, que ha tenido que acordar dos líneas de actuación para cubrir a familias agobiadas tras finalizar la beca del comedor escolar.
Desde el día 1 de junio «nos están lloviendo las solicitudes», afirmó Jaime Pérez, director de Cáritas, quien no pudo precisar el volumen de peticiones de ayudas para costear el servicio, pero son «muchas».
Como medidas, la institución religiosa ha remitido a toda la extensa red de Cáritas parroquiales en la provincia que incrementen la cantidad de alimentos que entregan a las familias beneficiarias para que «sus hijos puedan ir a comer a casa» y, además, se potenciará este mes y en septiembre el programa de clases de refuerzo a alumnos, que incluye la merienda.
El pasado año fueron atendidas 77. 000 personas en la provincia, lo que supone un ligero descenso, del 5%, respecto a 2013. Un cambio de tendencia que se achaca al retorno de inmigrantes a sus países y en un pequeño porcentaje a usuarios que han encontrado un empleo. «Hoy por hoy existen nuevas formas de pobrezas, no sólo es la económica por esta crisis que ha destruido de forma global la clase media sino otras de soledad, de rotura de familias, de violencia de género, de desigualdades, de injusticias o pobrezas laborales», señaló Pérez, que estuvo acompañado por el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, y el delegado episcopal de Cáritas Diocesana, José Conejero.
Entre los programas de ayuda destacan el de atención primaria (alimentos y pago de recibos), el de empleo y el dirigido personas sin hogar. El primero se ha incrementado de forma significativa al «cronificarse la pobreza con familias que están desbordadas» debido a que no entra ningún ingreso en el hogar y se han acabado la prestaciones.
«Detrás de estas cifras hay personas que lo están pasando muy mal y nuestra misión es estar junto a ellos», insistió Pérez, quien reclamó al nuevo Consell que se forme, independientemente del color político, que «se haga eco de esta situación» que ha provocado «mucha desigualdad social».
Cáritas destinó el pasado año más de cuatro millones de euros a combatir la exclusión social. El 70,46% de este presupuesto se invirtió en acogida y asistencia a personas que estaban en riesgo. Otro 12,51% fue a colectivos vulnerables como mujeres, jóvenes , mayores y enfermos de sida.
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