Eneas G. Ferri
Sábado, 13 de junio 2015, 01:23
El Auditorio de la Diputación de Alicante acogía expectante al literato hispano-peruano Mario Vargas Llosa, invitado de excepción para mantener una charla con el también escritor Javier Cercas como clausura del ciclo 'Conversaciones en el ADDA'. Fueron muchas las personalidades de la política y la cultura alicantinas las que acudieron a una cita que rozó el aforo completo en la sala sinfónica del auditorio provincial.
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Pasaba un cuarto de hora de la marcada de inicio cuando aparecieron los protagonistas por una de las entradas laterales del escenario. Primero Vargas Llosa, después la directora de la editorial Alfaguara, Pilar Reyes, que ejerció de moderadora, y finalmente Javier Cercas recibieron el aplauso de los presentes.
Bajo el título de 'El oficio de escribir', comenzaron los literatos a atender a las preguntas de Reyes, que previamente calificó a los dos escritores de pertenecer a «la misma estirpe de autores que tienen absoluta convicción en el poder de la ficción».
¿Para qué sirve ser escritor? Fue la primera cuestión lanzada. Vargas Llosa comenzó su razonamiento apoyándose en otros oficios, como los de un ingeniero o un arquitecto, trabajos que ven cada día los ciudadanos. Pero «no se ve lo que crea un escritor». «No se puede demostrar cómo cambiaron el mundo 'El Quijote', 'Guerra y Paz' o los dramas de Shakespeare, pero hay indicios claros de que lo cambiaron. Cuando las dictaduras quieren el control de la literatura demuestran que cambia cosas, que crea crítica, que tiene efecto subversivo».
Cercas coincidió con el premio Nobel y, además, añadió «la ironía» como aportación importante de la literatura a la sociedad. «Cervantes creó a un Quijote que estaba totalmente loco y cuerdo a la vez, que era cómico y un verdadero drama. Creo la visión irónica frente a la visión totalitaria del poder, frente a la verdad única del dogmatismo».
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La frontera entre la realidad y la ficción en la escritura de novelas fue otra de las cuestiones en que derivó la conversación. De nuevo, Vargas Llosa citó 'Guerra y Paz' para decir que «quizá haya errores históricos, pero define con certeza cómo es una guerra», mientras que Cercas comentó su experiencia con 'El Impostor', su último libro, donde no necesitó añadir ficción «porque Enrique Marco ya vivía en su ficción. Casi de una biografía se sacó una novela», a lo que el Nobel concluyó que «la ficción nos hace viajar a mundos distintos que nos hacen conocer mejor el nuestro».
También la literatura actual tuvo su espacio, vista desde las dos generaciones distintas a las que pertenecen los protagonistas. «Es necesario el compromiso literario. Ahora hay una tendencia que degrada a la novela, que sólo busca entretener», expresó Vargas Llosa.
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Finalmente, sobre la figura del intelectual actual, ambos coincidieron en que las opiniones pueden «matar» a un escritor, porque se le recuerdan más sus ideas que sus novelas, «aunque diga más en las novelas». No obstante, Cercas manifestó que «Mario es experto en que su yo novelista sabotee al ensayista», a lo que éste respondió que «para escribir novela mejor la espontaneidad que el análisis».
Dos generaciones, dos puntos de vista y el nexo de la novela de ficción y compromiso. Soldados y generales de las letras, ayer en Alicante.
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