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MIGUEL DE CLARA
Domingo, 21 de junio 2015, 00:31
Primera de abono de la Feria de Hogueras y ya hay motivos para la polémica. ¿Fue de indulto 'Tozudo', el primer toro del lote de El Fandi?. ¿No lo fue?. Para el gran público, siempre a favor de obra de lo que hiciera El Fandi, sí. Para quienes buscan una brava pelea, de verdad, en el caballo, no. Para quienes abogan por un toreo de mano baja y exigiendo al toro en gran parte de la faena, tampoco. Sí, para aquellos que todo lo fundamentan en el último tercio porque el toro tuvo recorrido y duración, yendo a más en sus acometidas. Lo cierto es que más de uno de estos últimos, incluido el presidente Manuel García, habría pensado qué hubiera sido de este toro en manos de, por ejemplo, Finito de Córdoba.
Primera de abono.
Dos tercios de plaza.
Ganadería.
Seis toros de Zalduendo, desiguales de presentación y de juego dispar. Deslucidos, 1º y 4º manejables, 2º, 5º y 6º. Bravo, el 3º (Tozudo-87) al que se le dio la vuelta al ruedo y el 6º que fue aplaudido.
Pesos.
515, 558, 496, 475, 486, 498 kilogramos.
Finito de Córdoba.
De berenjena y oro. Pinchazo hondo y tres descabellos (silencio tras aviso). En el 4º, estocada desprendida (silencio tras aviso).
Francisco Rivera.
De grana y oro. Pinchazo, estocada trasera y descabello (ovación tras aviso). En el 5º, cinco pinchazos (silencio tras aviso).
El Fandi. De carmesí y oro.
Estocada y descabello (dos orejas tras dos avisos). El 6º, estocada desprendida (silencio tras aviso).
Esto no supone un reproche para El Fandi. El torero granadino lo dio todo en los tres tercios con el bravo de Zalduendo. Lo recibió con una larga cambiada sin mucho ajuste. Lo llevó al caballo donde recibió un puyazo bajo y empujando lo poco que duró debajo del peto. El Fandi los quiere crudos para su exigente tercio de banderillas. Antes, quitó por lopecinas.
Galopó, y de qué manera, en banderillas el astado. Puso El Fandi, los garapullos a su espectacular manera. Lo de cuadrar en la cara es otra historia. Hizo que vibraran los tendidos y que el público se pusiera en pie al clavar el cuarto par. Con la muleta comenzó llevando a media altura la profunda embestida de 'Tozudo' por el pitón derecho. Exquisiteces, las justas. Más que mediada la larga faena comenzó a torear al natural. Ahí sí que bajó la mano y el toro aceptó el envite con acometidas templadas. Se gustó El Fandi y por su cabeza comenzó a vislumbrarse la posibilidad del indulto. El toro, a más, aunque ahora cada vez con menos exigencias. Que si entro a matar. Que si no. Que ahora, sí. Que ahora miro al presidente. Que si los espectadores comienzan a pedir el perdón para el toro. Impertérrito el presidente, en una correcta decisión, comenzaron a asomar los pañuelos blancos de los avisos y El Fandi tuvo que entrar a matar.
Moraleja: muéstrese el toro en el caballo, dignifíquese el tercio de varas para que no sea un trámite, enséñese el comportamiento del toro en el tercio de banderillas, séase exigente con él en la muleta. Si después de todo esto, y aun teniendo en cuenta que Alicante es una plaza de segunda categoría, se superan los parámetros exigidos, bienvenido sea el indulto. Si no, ahí está el loable premio de la ovacionada vuelta al ruedo con la que fue despedido el bravo 'Tozudo'.
Todo lo dicho anteriormente, sin un reproche a El Fandi. Ese es el concepto que le proporciona triunfos. El que quieren sus partidarios y les es fiel. Si lleno llegó el granadino a Alicante, vacío dejó el coso de la Plaza de España. No sólo por su actuación en el primero de su lote. También en el que cerró plaza. Fue éste un toro que, en los primeros tercios, parecía un calco de 'Tozudo'. Ahora bien, la explosiva lidia de El Fandi pudo con él. Larga cambiada y revolera en el recibo capotero. Quite por navarras después del trámite del caballo. Cuatro pares de banderillas. Uno, por los adentros, el de más exposición de la tarde. Con la muleta, El Fandi en estado puro de heterodoxia con alguna que otra tanda, las menos, templada. Sus seguidores vinieron a ver a su ídolo y lo vieron. Perfecto.
Sin disfrute
No disfrutó Finito de Córdoba en Alicante. Por lo tanto, tampoco los aficionados. Deslucidos los dos toros de su lote, sólo se pudieron apreciar detalles de su concepto. Una media en el que abrió plaza o alguna templada tanda en redondo en este mismo astado. Toro de embestida incierta. El cuarto, de condición similar y de menos clase en los embroques con un desconcertante calamocheo. En el haber de Finito, una tanda en redondo de mano baja o un cambio de mano. Poco para llegar a los tendidos porque esa acometida sosa y desclasada no permitía más.
Pongamos que Paquirri anduvo voluntarioso. Con este calificativo se puede definir la tarde vulgar de un torero que reaparece en esta temporada. Lo de ligar, con la muleta, no va con él. Sí, el unipase. El pasarse a los toros por la bragueta, no. El desplazarlos hacia fuera, sí. No importó al gran público. Querían verlo de cerca y lo vieron. El torero también se apercibió para quienes toreaban y se prodigó en un toreo caragalerista. Eso sí, sin poner banderillas. Y otros muchos, esperando una oportunidad.
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