Luis Candela
Domingo, 28 de junio 2015, 00:31
Cuando la Guardia Civil desmanteló una red de presuntos narcotraficantes afincada en localidades en la Marina Alta ya sabía que uno de sus presuntos compinches era un farmacéutico, aunque no por ello les sorprendió menos. Según las pesquisas llevadas a cabo para desplegar el operativo policial, el hombre valía al entramado para suministrar medicamentos para el corte de la cocaína.
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Así consta en el escrito provisional de acusación del Ministerio Público, cuyo representante reclama una pena de cinco años de prisión para el boticario o, de forma alternativa, ofrece la posibilidad de cumplir dos años entre rejas y pagar una multa de 4.500 euros. Sin embargo, quien peor lo tiene es el supuesto cabecilla de la organización, para quien la Fiscalía reclama una pena de ocho años de cárcel y la imposición de una multa de 5.500 euros.
En la causa, que se juzgará a finales de la próxima semana en la Audiencia Provincial de Alicante, se encuentran otros tres procesados, todos ellos de nacionalidad española, para quienes se reclaman condenas de cinco años de privación de libertad y multas de 4.500 euros, según recoge el escrito del Ministerio Público al que ha tenido acceso este diario.
La investigación policial, que se basa en las escuchas intervenidas de las conversaciones telefónicas, arrancó a finales del año 2010 y llevó a los uniformados hasta un bar de Calpe. Desde allí, todo hace indicar que se vendían cantidades de droga a otros dos compinches para introducir la marihuana y la cocaína en el mercado negro. Los agentes hallaron en los domicilios del principal acusado y su hermano 850 euros en metálico «procedente de la venta de sustancias estupefacientes», así como cannabis por valor de más de 224 euros.
Asimismo, en casa de uno de los presuntos camellos, la Guardia Civil encontró más de medio kilo de cannabis, por valor de 1.796 euros, así como diversos utensilios para la distribución de la droga. Dos cucharas y dos cuchillos manchados con 'coca', recortes y varias bolsas para elaboración de dosis y precintos para su cierre son algunos de los artículos intervenidos en el transcurso de la operación.
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Mientras tanto, al farmacéutico se le atribuyen labores para deslavazar la cocaína y llenarla con otras sustancias para empobrecer el producto, pero al que se le podía sacar un mayor rendimiento económico, desde el establecimiento en el que trabajaba de la localidad de Jalón.
La vista arrancará el viernes en la Sección Décima, aunque algunas de las defensas, entre las que se encuentra el letrado Vicente Pérez Benito, está previsto plantear la nulidad de las intervenciones telefónicas practicadas por los agentes de la Benemérita.
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Tan solo dos días antes, la Sección Décima deberá enjuiciar otro asunto con sustancias estupefacientes de por medio. En esta ocasión, se trata de un asunto menor contra un recluso del centro penitenciario de Fontacalent. El hombre está acusado de recibir droga de otra persona, quien también se encuentra acusada, para su posterior distribución en el interior de recinto penitenciario.
Los hechos tuvieron lugar también en el año 2010 cuando el acusado, interno en el centro penitenciario alicantino, fue trasladado por la Guardia Civil al gimnasio del Hospital de San Juan para someterse a una sesión de rehabilitación. Según el Ministerio Público, allí fue donde el otro acusado le entregó la heroína que iba a ser distribuida entre terceros en la cárcel. El fiscal pide cuatro años de cárcel por un delito contra la salud pública.
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