El presidente se escuda en la falta de fondos para eludir compromisos de inversión

Mucho cariño, garantías de cooperación y las puertas abiertas del Palau, pero de inversiones mejor no hablamos. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se cuidó mucho ayer de dejar caer ningún compromiso concreto hacia la ciudad de Alicante en materia de infraestructuras. Ni siquiera se quiso pillar los dedos y evitó garantizar que vaya a reclamar al Gobierno central que priorice sus propias inversiones pendientes, como el plan del soterramiento y la Estación Intermodal.

Puig dedicó buena parte de su discurso a dar cuenta de la «situación de enorme dificultad» en la que se encuentran las arcas de la Generalitat, motivo por el que va a pedir al Gobierno central financiación inmediata y más inversiones en los presupuestos generales.

¿Habrá algo para Alicante? Pues no está claro. De momento, el presidente solo se compromete a «acordar con el Ayuntamiento cuáles son sus prioridades» para intentar incluirlas en sus peticiones a Madrid.

«Hay que cogobernar con los ayuntamientos. No vamos a decidir desde Valencia cuáles son las prioridades para Alicante», aseveró, evadiendo el meollo del asunto.

Respecto a las inversiones que la Generalitat tiene pendientes de ejecutar en Alicante, Puig reconoció que hay una «responsabilidad de la Generalitat» a la que hacer frente, pero tampoco concretó si la va a asumir o no. De momento, por si acaso, apuntó que «hay que aceptar la verdad» sobre el estado de las cuentas autonómicas. «Cuando acabemos la auditoría sabremos cómo estamos financieramente y haremos un plan de trabajo en el que se irá invirtiendo en función de las prioridades y de los recursos disponibles», es todo lo que comprometió.