R. GORRIARÁN
Domingo, 26 de julio 2015, 01:19
Alberto Fabra anunció ayer su dimisión como presidente del PP de la Comunidad Valenciana, renuncia que hará efectiva la próxima semana. El expresidente de la Generalitat comunicó sus intenciones al día siguiente de que se hiciera pública su aparente relación con la trama Púnica. Unos vínculos que, según Fabra, son inexistentes.
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«Con esta persona (Alejandro de Pedro) ni me he reunido nunca ni sé quién es», afirmó tajante el sucesor de Francisco Camps al frente del Gobierno valenciano. En el sumario de la investigación del juez Eloy Velasco sobre las actividades de Púnica hay un pinchazo telefónico en el que De Pedro, el conseguidor de contratos para la trama, afirma: «Una de las ideas que se me han ocurrido es que como él (Fabra) ahora me va a pedir el tema de la campaña...». Marjaliza le corta de inmediato y le dice que ese tema hay que tratarlo «vis a vis». La Guardia Civil concluye que «del contenido y tono de la conversación puede deducirse que en la reunión que tiene previsto mantener con el presidente (de la Generalitat valenciana), dado que le van a reclamar para la campaña (previsiblemente la campaña para las elecciones que se celebraron el pasado 24 de mayo) va a solicitar como contrapartida la adjudicación de alguno de los concursos publicados ese día».
Fabra insiste en que no es así. Que ni él ni el PP valenciano han tenido relación alguna con De Pedro o con David Marjaliza y Francisco Granados, los dos cabecillas de la red corrupta que presuntamente conseguía contratos de las administraciones a cambio de financiación para el PP. «En el caso de la Comunidad Valenciana -garantiza Fabra- no ha habido absolutamente nada, por lo menos desde la dirección (del partido) o la Presidencia de la Generalitat». La investigación, sin embargo, apunta a que los contratos supuestamente amañados serían para la construcción y gestión de los centros educativos de la avenida de la Unesco en Elche y de la avenida de Rumanía en Calpe.
Etapa diferente
El presidente del PP valenciano hasta la próxima semana se esforzó en resaltar que su etapa al frente del partido de la Comunidad Valenciana es diferente a la de su antecesor. «Las cuentas desde que asumí la presidencia son absolutamente transparentes y muy claras» y subrayó que «en estos cuatro años» el PP valenciano ha sido «escrupuloso con la legalidad». Su sucesora, Isabel Bonig, también certificó que «ni en esta campaña ni en este partido hay contratos ni ningún pago a este empresario ni a ninguna de las empresas implicadas», en alusión a De Pedro y las firmas de la trama Púnica.
Fabra insistió en que su dimisión nada tiene que ver con esa supuesta relación. Obedece, según dejó caer, a los malos resultados obtenidos por el PP en las elecciones del 24 de mayo, en las que perdió el Gobierno de la comunidad y la Alcaldía de Valencia, ahora dirigidos por el PSOE y Compromís.
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Con este balance tiene que haber un cambio en el partido, sobre todo, dijo, porque «dentro de unos meses nos enfrentamos a unas elecciones tremendamente importantes (las generales)». Ha llegado el momento, añadió, de que «ciertas personas, entre las que me incluyo, hemos hecho un servicio al partido, pero ahora han de ser otras personas las que estén al frente».
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