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Martín R.S. llega a la Audiencia de Alicante para el juicio con jurado por el asesinato en 2013 de la joven Sorina.
«Vi un bulto en la cama y golpeé con el hacha; no sabía que era ella»

«Vi un bulto en la cama y golpeé con el hacha; no sabía que era ella»

El acusado de matar a su pareja de 25 años y mutilar su cadáver en su casa de Torremanzanas declara que no fue consciente de nada de lo ocurrido por las drogas

Luis Candela

Martes, 22 de septiembre 2015, 02:15

El acusado de matar y descuartizar a su novia, una joven rumana de 25 años, en una casa de campo de Torremanzanas trató de convertir ayer el cruento crimen ocurrido en octubre de 2013 en una ensoñación paranoide. Martín R.S., diez años mayor que la víctima, Sorina, declaró ante el jurado popular que lo enjuicia desde ayer y hasta el jueves en la Audiencia Provincial de Alicante por acabar con la vida de la joven asestándole «numerosísimos» golpes con un hacha o una mancuerna, como detalló el fiscal responsable del caso. Una vez que mató a la chica, supuestamente mutiló parte del cuerpo y ejerció sobre él una violencia insólita.

El hombre se enfrenta a una petición de casi 27 años entre rejas, donde se encuentra desde el 23 de octubre de 2013 acusado por el Ministerio Público de los delitos de asesinato, profanación de cadáveres, tenencia ilícita de armas y daños. Además, le reclama el pago de 250.000 euros a la familia de la joven, que ejerce la acusación particular, como indemnización. Mientras, la defensa sostiene que Martín ejecutó el execrable crimen, pero que lo hizo encontrándose fuera de sí bajo la influencia de un cóctel de sustancias estupefacientes, medicamentos y alcohol.

Pese a que ante la Guardia Civil, en el juzgado de instrucción y ante varios facultativos había declarado que se defendió de la joven por arrojarle salfumán a la cara y que vio a dos personas en la finca el día de autos, el reo declaró ayer que «no fui consciente de nada». Ante los miembros del jurado popular inició una narración de los hechos que encallaba una y otra vez en los supuestos efectos que le ocasionaron el consumo de «cocaína, una droga que me ofrecieron» y, como recordaría después de varias divagaciones, «también ron».

Eso ocurrió la tarde del 20 de octubre, cuando supuestamente mató a Sorina, estudiante de ingeniería del campus en Alcoy de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), de la que dijo que la había rescatado de la prostitución casi siete años antes del suceso. Según manifestó al tribunal, no eran pareja, sino que tenían un acuerdo para que ella terminase la carrera, aunque al principio sí mantuvieron una relación sentimental.

Esa mañana, la de autos, bajó a por las drogas a Benidorm y ya subió por la tarde sumido en una especie de ataque paranoide que le provocaba alucinaciones. «Sentía que me perseguían, cuando llegué a casa vi a mi perro colgado y a otro ensartado en un hierro», afirmó.

De alguna manera, el procesado quiso deslizar que en la casa de la partida del Teix de Torremanzanas, en una zona apartada del municipio, pudieran haberse colado unos supuestos agresores. Eso sí lo había declarado en instrucción, pero ayer dijo que vio «sombras». Tras prender fuego a una de las dos casas de la finca, fue a la habitación donde se encontraba Sorina. Él no vio a la joven, sino «un bulto y golpeé con el hacha. Se levantó, pero no sabía que era ella, eso Dios lo sabe», aseguró.

Después de esto, ya no recuerda cómo acabó desmembrando a la joven ni por qué vagó un día hasta que llamó a su padre para que lo recogiera y lo trasladara al hospital. «Estaba envuelto en una cúpula y ante un ser que era todo luz», prosiguió. Cuando la Guardia Civil llegó a la finca, la chica llevaba dos días muerta y su cuerpo tenía un disparo y un arpón clavado.

Intento de suicidio

Lo que sí recordaba Martín es cómo unas voces le decían que debía ahorcarse. Lo intentó, pero la rama del pino cedió. Igualmente, la bala que debía dispararse él mismo en la cabeza falló porque el arma, de la que no tenía licencia, se encasquilló.

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