OSKAR BELATEGUI
Miércoles, 23 de septiembre 2015, 01:55
'Truman', de Cesc Gay, seguía encabezando la quiniela de los críticos en el ecuador del Zinemaldia. Tampoco quiere decir nada, porque como bien recuerda en una entrevista el director Daniel Monzón, miembro este año del jurado, «las decisiones de los jurados suelen ser estrafalarias». La sección oficial transcurre sin obras maestras ni pestiños. La jornada de ayer parecía más bien propia del festival de Sitges, dado el cariz de las películas a concurso: una locura basada en 'Rascacielos', la novela de J. G. Ballard, y un 'anime' japonés, 'El chico y la bestia', la primera cinta de dibujos que aspira a la Concha de Oro en la historia del certamen. Completó el día otra apreciable rareza, 'El apóstata', del uruguayo Federico Veiroj.
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'High Rise' lleva la lucha de clases a un rascacielos en los años 70, adonde llega a vivir un profesor de Medicina en busca de anonimato (Tom Hiddleston). Un edificio ultramoderno para la época, donde los adinerados ocupan los pisos superiores y la plebe se conforma con los bajos. En la azotea, con árboles y caballos, vive el arquitecto-demiurgo encarnado por Jeremy Irons. La convivencia entre los vecinos pronto irá degenerando, a la vez que los sistemas del rascacielos van fallando. La novela de Ballard empieza con el protagonista zampándose un perro en la barbacoa. A sus lectores no les sorprenderá el festival de sangre, orgías y depravación.
El británico Ben Wheatley, que ya demostró su talento para el humor negro en 'Turistas', contó ayer que la idea de adaptar 'Rascacielos' rondaba por los estudios desde que se publicó la novela en 1975. «Ballard se anticipó al futuro, predijo todo lo que ha pasado. Cuanto más loco parecía, más acertaba en su predicciones. Todas mis películas son una reacción al presente. Y soy pesimista. La gente cree que si se separa de los pobres y se encierra en una caja todo va estará bien, pero no es así», reflexionó Wheatley. Ballard habló de la obsesión tecnológica cuando no existían los móviles. «Ahora nos ocurre como a los vecinos del rascacielos, que creen que pueden prescindir de la vida y recrearla, por lo que no necesitan ni siquiera salir del edificio».
Fascinante pero excesiva, 'High Rise' contiene potentísimas imágenes que remiten a autores como David Cronenberg y Terry Gilliam. Demasiado 'heavy' para una Concha de Oro, aunque no debería pasar desapercibida en el palmarés.
Mundo paralelo
En 'El chico y la bestia', la estrella emergente de la animación japonesa Mamoru Hosoda cuenta la aventura de un niño huérfano que penetra en un mundo paralelo habitado por bestias humanizadas y más civilizadas que las personas. Una fábula con moraleja llena de color, que tampoco encaja demasiado en la sección oficial del Festival de san Sebastián.
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La tercera cinta del día, 'El apóstata', es una coproducción española con actores como Bárbara Lennie y Marta Larralde. Se inspira en la peripecia real de Álvaro Ogalla, exproyeccionista de cine metido a actor, que intentó renunciar a la fe de Cristo, que la Iglesia declarara nulo su bautismo y borrara sus registros. «Sentí que allí había una historia hermosa para contar, porque lo que Álvaro pretendía era modificar su pasado. Al resultar imposible y por tanto una fantasía, se convirtió en un desafío hacer una ficción con toques de fábula», se justificó Veiroj. Pese a su modestia, 'El apóstata' posee una fina retranca, una tristeza kafkiana y un aroma libertario que también debería reservarle premio en San Sebastián.
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