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Dirk Ahlborn, consejero delegado de Hyperloop, durante su visita esta semana a Madrid. :: óscar Chamorro

«El avión, para viajes intercontinentales»

Hyperloop construirá el próximo año la primera línea de cápsulas que viajarán por tubos presurizados

MICHAEL MCLOUGHLIN

Domingo, 11 de octubre 2015, 01:04

«Al final los viajes largos en coche también sirven para algo». Eso es lo que cuenta, en un perfecto castellano, Dirk Ahlborn al preguntarle por su dominio del idioma. Un nivel forjado a base de kilómetros de carretera en su juventud, cuando se trasladó a Italia y tenía que trabajar para una empresa española. El comentario sería completamente baladí sino fuese porque se trata del consejero delegado de Hyperloop, la compañía que quiere transformar el transporte con un sistema de cápsulas que circulan por tubos presurizados y que podrían alcanzar hasta los 1.220 kilómetros por hora. En definitiva, que en 60 minutos uno podría viajar de Cádiz a Barcelona.

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«Ahora estamos cerrando la inversión para empezar la construcción de la primera línea en California en 2016. Esperamos que esté operativa para los viajeros entre 2018 y 2019», explica el directivo. Ahlborn, de visita en Madrid con motivo del Spain South Summit celebrado esta semana, dice que «más importante que la velocidad» es que Hyperloop es «verde y ecológico» y que cuenta con un modelo energético y de negocio que «lo hará viable».

«En todo el mundo el transporte público está subvencionado con los impuestos de los ciudadanos», critica. Este empresario, de origen alemán pero afincado en EE UU, apostilla que «históricamente el tren no ha conseguido ser rentable».

«Cuando construyes una línea de metro se tiende a pensar únicamente en la inversión inicial pero acaba siendo una carga año tras año. No puedes gastar 300 millones cada 12 meses y ganar solo 86. Eso no es sostenible», argumenta.

La idea para el proyecto surgió en 2013 de la mano del multimillonario Elon Musk, el fundador de Space X y Tesla Motors. «Él prendió la mecha de todo esto, pero buscó gente en la que delegar porque sus otras compañías requerían mucha atención», recuerda. «Somos un proyecto en constante evolución. Hemos creado una comunidad alrededor a la que escuchamos mucho. Nos hemos beneficiado del crowdsourcing, de escuchar a la gente», responde al preguntarle por los cambios vistos recientemente.

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Pero, ¿cuándo se podría ver un Hyperloop circulando por Europa? «España siempre ha sido un país referente en transportes. Seguro que en Occidente es uno de los primeros en adoptarlo», contesta Ahlborn, quien ve más probable implantarlo primero en «economías emergentes como China o India» o en regiones de África u Oriente Medio. «Tienen un problema enorme con el transporte. Son miles de millones de personas y no pueden esperar 30 años para solucionarlo», argumenta.

Sobre los costes de construcción, el máximo responsable de la compañía defiende que el presupuesto inicial es mucho más bajo que el de una línea de alta velocidad. En California, por ejemplo, la construcción del tren de alta velocidad entre San Francisco y Los Ángeles tiene un presupuesto de 68.000 mil millones de dólares. «Nosotros calculamos que podríamos hacerlo por 16.000 millones», sentencia.

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Aunque Hyperloop es algo más propio del libreto de una película de ciencia-ficción, lo cierto es que la idea de transportar a gente por tubos es algo que muchos barruntan desde hace más de un siglo: «No es futurista y no hay problemas de tecnología. En 1904 ya existían patentes de sistemas parecidos y el Gobierno de EE UU, en la década de los sesenta, se planteó construir algo de este tipo».

«El avión quedará reducido a los viajes intercontinentales y de larga distancia», augura. «El futuro del transporte es emocionante. Y no solo por Hyperloop, ya que tenemos cosas interesantes como el regreso del avión supersónico o el coche autónomo», afirma.

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Su otro gran proyecto es Jumpstarter, una plataforma que ayuda a conectar a emprendedores de todo el mundo. «Es cierto que en Estados Unidos hay mucha más facilidad para conseguir inversión. Sin embargo, en Europa es imposible hablar con una 'start-up' y que se limite a una idea. Te presentan un producto, muchas veces con grandes cifras de usuarios... Y eso me gusta más», reflexiona.

A juicio de Ahlborn en el Viejo Continente, el mayor reto para un emprendedor es precisamente el dinero. «Creo que Facebook no hubiese sido posible en Europa. Hay que ir a buscar fondos fuera y no solo a Silicon Valley. Hay otros sitios, como China, donde hay mucho dinero moviéndose», afirma.

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