Raphael triunfa en la Rotonda

En el maravilloso marco de la Rotonda del Parque Municipal, totalmente abarrotada, Raphael volvió a vivir el sábado una noche triunfal en Elche, ante un público entregado en cuerpo y alma al cantante.

En un espectáculo que rebasó las dos horas y media, ininterrumpidas, se puso a prueba, una vez más, la enorme vitalidad del artista, que aguantó de forma increíble el auténtico maratón, sin tomarse el más mínimo descanso.

En esta ocasión, Raphael contó con la actuación de la Orquesta Sinfónica de Elche, bajo la dirección de Rubén Díez, que añadió al espectáculo un superior grado de calidad.

El público lo supo apreciar y premiar con un continuo y y fortísimo aplauso, al que se sumaron los encendidos piropos del enfervorizado respetable, tanto del género femenino como del masculino, pero particularmente de las mujeres.

La primera parte del espectáculo estuvo dedicada a creación moderna y, tras hora y media en este sentido, en algunos casos acompañado al piano o la guitarra, se arrancó con creaciones como 'Estuve enamorado de ti', 'Cuando tú no estés' o 'Desde aquel día'. También con 'Si no estuvieras tú', en la que una entusiasta se arrancó con un «aquí estoy yo», en un ambiente de total y completa entrega del público. Y nada digamos del intérprete, que le cogió la batuta al director y continuó dirigiendo él. Lo destacable fue que pese al enorme esfuerzo que realizaba, Raphael, en vez de sentir cansancio, iba a más, con más acusado énfasis.

Y como prueba de ello, una hora más de actuación, con piezas conocidas, que el público acogía con manifiesto entusiasmo, en ocasiones acompañado a la guitarra, como el tango 'Amor de mis amores' y otro más. No se acababan nunca los gritos de «¡otra, otra!», a cuyas peticiones iba a tendiendo, sin faltar el carismático 'Soy aquél', 'Sabor a miel' y otras muchas.

Como despedida, unas palabras de Raphael sobre placer que experimenta acudiendo a Elche, «donde tantas veces he actuado», sin faltar un «Elche te amo, tanto, tanto», para definitivamente despedirse con un «buenas noches».

En definitiva, un triunfo total de un Raphael incombustible, totalmente entregado, que dejó satisfecha y entusiasmada a la nutridísima concurrencia. Sin olvidarnos, claro está, de la magnífica actuación de la Orquesta Sinfónica, que se superó, como siempre.