R. A.
Martes, 13 de octubre 2015, 00:48
El Campello inició ayer los días grandes de sus fiestas de Moros y Cristianos y lo hizo por todo lo alto y con estruendo, como acostumbra, desde que se instauró el desembarco de las huestes sarracenas. Ello ocurrió al alba. A las siete de la mañana, en la Playa del Carrerlamar se produjo el encendido del fuego de alarma, las fuerzas moras embarcaron en el muelle pesquero para simular después la toma del sitio o la plaza, que se produjo no sin cañoneo naval y enfrentamiento de los ejércitos con luchas a caballo y a pie. No faltó la arcabucería, bajo un estricto control de los tiradores. El Ayuntamiento explicó que el acto del desembarco había sido «impresionante, con las orejas silbando y el corazón desbocado. Esto no ha hecho más que empezar». Se refería el Consistorio a la entrada que tuvo lugar a las 19 horas de la tarde.
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