Cuando un político se hace persona

En tono de comedia hilarante pero con un trasfondo social de crisis económica y política en plena vigencia. Así se presenta la obra teatral 'El Ministro', un texto de Antonio Prieto, dirigido por Silvestre G. y protagonizado por los intérpretes Carlos Sobera, Marta Torné, Guillermo Ortega y Javier Antón, que visitará el Teatro Principal de Alicante mañana, el sábado y el domingo en sesiones a las 20:30, 21 y 18 horas, respectivamente.

Para presentar la obra en Alicante estuvieron ayer en la sala de prensa del coliseo alicantino los dos intérpretes protagonistas, Torné y Sobera, que desgranaron para la prensa algunos de los detalles del texto y de sus personajes junto a otras apreciaciones, como la acogida que tiene entre el público el tema que aborda la obra.

Carlos Sobera, polifacético presentador y actor, dejó algunas frases llamativas en relación al personaje que interpreta, un ministro de Economía de un país similar a España, aunque podría serlo de cualquier estado desarrollado. «Es un personaje que tiene dos caras. Se presenta como un seductor, impúdico y sin escrúpulos cuando siente el poder y un pobre desgraciado, patético e, incluso, tierno cuando afronta dificultades. Provoca simpatía y ternura, a veces, y en otras rechazo, según le convenga ser de una manera y otra», indicó.

La obra se desarrolla principalmente en un salón de Sandra, el personaje que encarna Torné y que es la profesora de francés de los hijos del ministro, quien pretende seducir a la joven docente. No obstante, lo que pretendía ser una cita acaba por ser el encuentro con dos jóvenes «indignados» que intentan perpetrar el asalto a un banco y, al reconocer a la personalidad política, lo secuestran. «Allí se encuentran cuatro personas que esconden segundas caras y segundas intenciones y nada es lo que parece. Todos quieren escapar por distintos motivos pero todos quieren retener a otros por su ambición y objetivos», explicó la actriz catalana.

La situación que desencadena la escena recuerda a «cuando Hollande, el presidente francés, fue pillado entrando a casa de su amante, tapándose el pobre con el casco», detalló Sobera. No obstante, la trama se desarrolla independientemente de esta famosa escena del papel cuché y es ahí donde rezuma el trasfondo social que humaniza a los personajes del poder.

«Cuanto mayor es la tragedia del ministro, mayor es la comedia en el patio de butacas», confesó Sobera, a lo que añadió que «de todo lo malo que le pasa a este político en concreto, la gente se ríe mucho». Incluso, Torné matizó que «ha habido tropezones o momentos fuera de guión que han exagerado lo que realmente sucede y hemos visto que todavía hace más gracia».

En relación a la manera en que el público acoge estas escenas donde un representante del alto poder se ve en situaciones mundanas, el actor vizcaíno concretó que «cuando la cosa es física se ríen mucho, pero cuando la gracia es de texto, de meterse o insultar a alguien como otro ministro, según los teatros escuchamos carcajadas o silencio». «Aunque no es una crítica partidista y podría ser cualquier político de cualquier partido, el público ve en el escenario un reflejo de lo que ve en las noticias». Es precisamente por esta última sensación por lo que Sobera manifestó que «la obra cumple una cierta labor de catarsis», algo que corroboró Torné al comentar que «en la actualidad los políticos son muy mediáticos. Los vemos en programas de debate o bailando. Quieren acercarse al público y la obra los muestra más humanos».

Tras seis meses en cartel en Madrid, la obra viaja ahora en una gira que recala en Alicante y que «volverá a Madrid otros dos meses», concretaron los artistas.