El acusado de asesinar a la exedil de Lorca Alicia Zambrana se tapa la cara a su llegada a la Audiencia Provincial, ayer.

«Intentó pincharme con un cuchillo y le di un golpe con el taburete»

El acusado de matar a la exconcejal de Lorca Alicia Zambrana hace casi dos años en El Campello alega que se limitó a defenderse tras una discusión de pareja: «No era mi intención matarla»

Luis Candela

Martes, 20 de octubre 2015, 01:23

El acusado de acabar a golpes con la vida de la exedil socialista de Lorca Alicia Zambrana en la casa que tenía alquilada en El Campello confesó ayer de nuevo su crimen, como ya hiciera ante los agentes que lo cazaron en Italia. Sin embargo, Khuram Riaz, paquistaní de 30 años de edad, dejó sobre la mesa del jurado popular una historia bien distinta a la que recoge la investigación del trágico suceso ocurrido la noche del 14 de febrero de 2014.

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Si bien el Ministerio Público le acusa de un delito de asesinato con la agravante de parentesco por atacar a la mujer de 59 años con un taburete tras una pelea por desavenencias en la concreción de un matrimonio para que él regularizase su situación, el reo alegó que esa noche los dos habían bebido alcohol y que eludió un ataque de la víctima en un momento de tensión.

La primera sesión del juicio con jurado celebrado en la Audiencia Provincial arrancó ayer con la declaración del acusado, que fue detenido días después del crimen en Milán. Según sostiene el fiscal responsable del caso, Khuram «de forma sorpresiva», la emprendió a golpes con un taburete contra la mujer, con la que mantenía una relación sentimental sin que la familia de ella lo supiese.

La disputa surgió por la negativa de la mujer a formalizar un matrimonio de conveniencia con el procesado, tal y como asegura el fiscal en su escrito provisional de acusaciones en el que hace la petición de 18 años de prisión por estos hechos. Además, reclama 100.000 euros de indemnización para cada uno de los tres hijos -dos de ellos ejercen acusación particular- de la que fuera concejal de Turismo, Comercio y Artesanía en el Ayuntamiento de Lorca entre 1995 y 1997.

Esta versión nada tiene que ver con la que ofreció gracias a una intérprete el preso, quien aseguró que «los dos estábamos dispuestos a casarnos». Esa noche, dijo, se inició una reyerta, pero «porque le pregunté con quién hablaba por el ordenador». A partir de entonces, la fallecida «se puso nerviosa» y se dirigió a la cocina, de donde «regresó con un cuchillo», siempre según la versión del homicida confeso.

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«Me dijo que me iba a matar y trató de pincharme dos veces», continuó explicando el joven paquistaní a los miembros del jurado, por lo que optó por agarrar con fuerza un taburete que tenía al lado y asestar un golpe contra el brazo de Zambrana. Solo la mala suerte, como dio a entender el acusado, convirtió la maniobra defensiva en un certero golpe en la cara de Alicia.

Las pruebas apuntan a que la mujer no pudo ni tan siquiera defenderse. «No era mi intención matarla», repitió en varias ocasiones el procesado. No obstante, la antigua munícipe, quien acababa de poner fin a un matrimonio de tres décadas, comenzó a sangrar.

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El «asustado» homicida relató cómo trasladó el cuerpo hasta el sofá y le colocó un trapo en la cara para intentar, sin éxito, cortar la hemorragia. Recogió el taburete, devolvió el cuchillo a su sitio en la cocina y desapareció.

Apenas hacía cuatro meses que un amigo en común había presentado a la pareja en Totana, donde incluso llegaron a convivir. La defensa del reo insiste en que fue un acto de defensa. Las acusaciones, de momento, difieren.

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