Homero Aridjis llama al cambio generacional

La necesidad de oportunidades para la juventud como motor para el desarrollo democrático, social y para la defensa del medio ambiente. Esta premisa fue considerada como «el gran divorcio» de la sociedad actual, que está viendo como «vuelven modelos de gestión de generaciones pasadas» a la política internacional, según expresó el escritor, poeta, periodista, diplomático y activista medioambiental mexicano Homero Aridjis en la presentación de un portal dedicado a su figura y obra en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes que tuvo lugar ayer en el Centro de Estudios Mario Benedetti (Cemab) de la Universidad de Alicante.

El intelectual, considerado una de las figuras contemporáneas mexicanas de mayor reconocimiento internacional, tras la presentación de su espacio virtual conversó para una sala llena de estudiantes con Aníbal Salazar, codirector del portal y profesor de la Universitat Ramón Llull, y Eva Valero, directora del Cemab, para tender posteriormente a los periodistas alicantinos. Además, en su visita a Alicante ofrecerá hoy a las 20 horas un recital poético en el edificio de la Sede Ciudad de Alicante de la calle San Fernando 40, con entrada libre.

Fueron numerosos los temas tratados por el intelectual mexicano tanto en la presentación para el público como en respuesta a las preguntas de los periodistas, pero uno de los temas en los que mayor énfasis dispuso Aridjis fue en el relevo generacional que necesitan muchos países tanto en Europa como en Latinoamérica pero, sobre todo, en los países donde las democracias se encuentran menos desarrolladas o amenazadas por falsos procesos electorales. «El gran problema de muchos países es que no hay oportunidades para la juventud y, por ello, están anclados en el pasado», confesó.

«¿Por qué están regresando modelos políticos de los años 60 y 70? Me pregunto. Es porque la juventud está en una olla exprés, esperando su oportunidad que no llega, viendo como las mafias vuelven a colocar a políticos quemados hace generaciones en el poder para hacer sus negocios», expresaba el escritor, a lo que añadió que «ahora hay una juventud casi global, educada, pero sin oportunidades y ese es el gran divorcio de la sociedad para su evolución, que no llega el cambio y se sigue repitiendo la misma canción».

En el mismo sentido, el intelectual revisó algunos de los modelos que están ralentizando o desactivando el cambio social en Latinoamérica, como «los Kirchner» en Argentina, «Evo Morales» en Bolivia o «Nicolás Maduro» en Venezuela. En términos generales, sobre la situación afirmó que «hay perversión en los políticos porque muchos defraudan a su pueblo. Hay un paso entre ser democrático y ser una dictadura. Hay una falta de moral democrática que hace que sean elegidos por el voto del pueblo pero, una vez consiguen el poder, su único fin es perpetuarse en él, hasta el punto de cambiar las normas del juego democrático y ser dictatoriales. Cínicamente se convierten en dictadores».

Mito de Sísifo

También a la juventud se refirió al tratar el tema de la lucha medioambiental, que calificó como «una lucha como el mito de Sísifo», ya que «al igual que él tenía que estar siempre empujando la piedra, en esta lucha hay que estar siempre luchando contra los proyectos, porque se unen en ellos los políticos y los empresarios y, aunque los detengas una y otra vez, siempre vuelven a intentarlo porque hay grandes intereses económicos detrás». En referencia a este desgaste, confesó que «es necesario el cambio generacional, que las nuevas generaciones tomen el relevo de esta defensa para que empresarios y políticos no tengan siempre vía libre».

El activista mexicano se mostró «pesimista» ante la situación de «destrucción de las especies vegetales y animales, ante la contaminación del agua y del aire y ante el cambio climático», pero no obstante expresó ser «optimista en la lucha». «Soy de los que pienso que todo lo que puedas hacer, hazlo», apuntó.

Finalmente, manifestó su visión del mundo ante otra de las disciplinas que practica y que tanto reconocimiento le ha brindado: la poesía. «La poesía es una de las últimas armas para combatir la intolerancia y la injusticia», confesó, a lo que matizó que «hay de defender los derechos sustanciales del hombre, porque veo en la calle que no se respetan muchas veces. La poesía es una de las mejores maneras de mostrar esta dignidad que tenemos todos para que sea respetada por los desalmados y descerebrados».