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DARÍO MENOR
Domingo, 8 de noviembre 2015, 00:33
Hay entrevistas que dejan más preguntas que respuestas. Ésta es una de ellas. Ettore Gotti Tedeschi, presidente entre 2009 y 2012 del Instituto para las Obras de Religión (IOR), la banca vaticana, no tranquiliza los ánimos exaltados por el nuevo escándalo de filtraciones de documentos confidenciales de la Santa Sede, el llamado 'Vatileaks 2'. En sus respuestas por escrito a un cuestionario enviado por este periódico, Gotti Tedeschi asegura que el Papa Francisco «no conoce» la magnitud del cáncer que se ha generado durante años en las finanzas vaticanas. «Por eso le costará formular una solución estructural» a este problema, vaticina.
A su juicio, los pufos, derroches e irregularidades que ponen de manifiesto los informes desvelados esta semana muestran que «se siguen aplicando comportamientos oportunamente subjetivos» en las leyes que regulan cómo gestionar el dinero dentro de los Muros Leoninos. «Es evidente que el elemento que parece faltar (en el Vaticano) no se puede controlar por ley: este comportamiento se llama ética y se fundamenta en los valores morales», dice el banquero. Él mismo se considera víctima de esta actitud. La Santa Sede lo cesó en mayo de 2012 con un comunicado tan fulminante como inusual.
Gotti Tedeschi sigue pensando que su lucha para aplicar la normativa contra el lavado de dinero negro fue lo que le costó el puesto en el IOR. «Me parece evidente. Lo ha establecido también la Magistratura», sostiene. Hace referencia a la acusación a la que se enfrentan por esta práctica delictiva el que fue director general del banco vaticano durante su mandato, Paolo Cipriani, y su brazo derecho, Massimo Tulli. Siguiendo órdenes de un sector de la Curia romana, ambos habrían tratado de obstaculizar su intento por llevar la transparencia a las cuentas vaticanas, el cometido que Benedicto XVI le encargó al nombrarle presidente del IOR.
Al ser preguntado por los eventuales problemas estructurales que tiene la Santa Sede en la gestión del dinero para que cíclicamente surjan escándalos en este campo, el banquero responde con una cascada de preguntas. Sus interrogantes dejan al descubierto la titánica fuerza con la que algunos miembros de de la jerarquía eclesiástica protegen sus prebendas. Tedeschi se estrelló en el intento de arrojar algo de luz en este oscuro terreno y Benedicto XVI no fue ajeno a estas resistencias. Su renuncia al pontificado se explica en parte por la falta de energías para hacer frente a este desafío. Francisco trata ahora de responder a él pero, como muestra el caso 'Vatileaks 2', tampoco está encontrando el camino expedito.
«¿Por qué en 2012 se cambió la ley contra el lavado de dinero negro que el cardenal Attilio Nicora (presidente de la Autoridad de Información Financiera hasta 2014) y yo formulamos según los objetivos pedidos por Benedicto XVI?», se pregunta Gotti Tedeschi. Se interroga a continuación por el motivo que llevó a poner el organismo dirigido por Nicora bajo la competencia de la Secretaria de Estado. Probablemente tiene la respuesta a todas estas cuestiones el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado durante el pontificado de Benedicto XVI.
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