Once años de cárcel para un entrenador de fútbol por abusos sexuales a menores

El entrenador y ojeador infantil de Novelda que llevaba a muchachos de entre 11 y 17 años de edad a su casa, algunos de ellos discapacitados, para que viesen pornografía y someterlos a tocamientos deberá permanecer once años entre rejas. La Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a Miguel Ángel M.N., de 58 años, por cuatro delitos de abuso sexual (uno a un menor de trece años y tres de forma continuada, dos de los cuales con prevalimiento) y un delito de exhibicionismo y provocación sexual.

El tribunal considera probado que Míchel, como también se le conocía en la localidad, aprovechó su posición, muy cercana a los chicos por su trabajo, para ganarse su confianza. Por ello, los llevaba a su domicilio con la falsa excusa de ver partidos de fútbol. Sin embargo, en la televisión lo que aparecían eran imágenes de sexo.

Además de las penas de prisión, los magistrados le condenan a indemnizar con 3.000 euros a los cuatro niños de los que abusó desde 2009 hasta octubre de 2013, cuando fue apresado. También le prohíben acercarse ni comunicarse durante cinco años con sus víctimas, de modo que se le impone una medida de libertad vigilada por el mismo tiempo una vez abandone el penal en el que permanezca recluido. No obstante, la Sala exonera al procesado de los cinco delitos de corrupción de menores, si bien el Ministerio Público retiró al término de la vista oral la acusación de abusos con acceso carnal.

El penado solo reconoció en el juicio que «un día» y en un descuido, los muchachos reprodujeron una película porno que encontraron por la casa. Ahora bien, de tocamientos «nada» y «nunca», según manifestó en la primera sesión de la vista oral celebrada en la Sección Décima de la sede provincial. Claro que el tribunal le recuerda que en fase de instrucción olvidó admitir este hecho. Además, Míchel dijo desconocer las discapacidades psíquicas de algunos de los perjudicados, si bien resultaron bastante evidentes para el tribunal durante su declaración.

El estado psicológico de los menores, afectados de síndrome de Asperger y trastorno de déficit de atención con hiperactividad, «les limita en la comprensión de muchas situaciones sociales», como describe la resolución, «no siendo capaces de comprender la naturaleza y alcance de algunos de sus actos».

De nada le ha valido al condenado achacar su situación judicial «a una confabulación o venganza» de la madre de uno de los menores, como señala el magistrado ponente en el fallo hecho público ayer. De hecho, el tribunal remarca que las extrañas visitas de uno de los niños a casa de Miguel Ángel resultaron demasiado anómalas para dos de sus profesores del instituto al que acudía, lo que dio pie a la profunda investigación de la Guardia Civil.

Es por ello que la Sala da completa validez al testimonio de las víctimas, cuatro jóvenes que acudían de forma asidua al domicilio. Según se recoge en la sentencia, «los hechos sucedieron en cadena». Además de la confianza que generaba en ellos haber acudido con algunos padres a ver encuentros de fútbol y haber ejercido de preparador, Miguel Ángel allanó el terreno con dádivas. Los menores acudían confiados y Míchel se aseguraba de que luego no contasen a sus padres lo ocurrido, pues «en todo momento» indicaba a sus víctimas que debían guardar silencio sobre lo que ocurría, como ha quedado probado.

Absuelto

El tribunal ha decidido absolver al otro imputado en la causa, un hombre de 35 años al que al menos uno de los menores situó en el domicilio en el que ocurrieron los hechos durante alguno de los encuentros. Él negó que fuera así y dijo que solo acudía a la casa a llevar la lotería de la peña que ambos acusados compartían. La Fiscalía pedía un año de prisión para el hombre, defendido por el letrado Alberto Martínez Alcalá, del que ha quedado exonerado.