Castilla-La Mancha también llevará a los tribunales el trasvase Júcar-Vinalopó

El Gobierno de Castilla-La Mancha sigue con su particular cruzada para evitar que llegue agua a la Comunitat y, en especial, a la provincia de Alicante. A la batería de recursos que viene interponiendo contra el trasvase Tajo-Segura, ayer se sumó el anuncio de que también va a iniciar acciones judiciales contra la transferencia de agua del Júcar al Vinalopó hecha pública el miércoles. La consejera de Fomento del Ejecutivo castellano-manchego, Elena de la Cruz, tachó de ilegal el acuerdo adoptado entre los regantes alicantinos y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. «Tras haber secado el Tajo, ahora, el Gobierno de la Nación quiere secar también el río Júcar para ganar votos en el Levante», sentenció. Asimismo, criticó que se envíen los sobrantes de agua del Júcar al Vinalopó, «y que Albacete, siendo el Júcar un río de Castilla-La Mancha, no pueda acceder a ese agua».

Por su parte, tanto las principales asociaciones de agricultores como plataformas ecologistas aplaudieron que, por fin, los regantes del Vinalopó hayan aceptado el agua procedente de la toma del Azud de la Marquesa, próxima a la desembocadura del Júcar en Cullera, pero mostraron su disconformidad a que se deriven recursos a Alicante desde la zona media del río. En concreto, el protocolo suscrito el miércoles establece un aporte de hasta 50 hectómetros cúbicos (hm3) al año si existen sobrantes en este azud y la posibilidad de incrementar esta cantidad en otros 30 hm3 para el abastecimiento humano; agua que, según el presidente de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, L'Alacantí y Consorcio de Aguas de la Marina Baja, Andrés Martínez, debería ser de más calidad y proceder de la parte media o alta del río, como por ejemplo de los embalses de Alarcón, Cortes de Pallás o Tous.

Al respecto, el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado, advirtió que «el único sitio donde sobra agua es en el Azud de la Marquesa, unos recursos que utilizamos nosotros para regar y que tienen la suficiente calidad». Con estos aportes para el campo alicantino, apuntó, «pueden aligerar la explotación de acuíferos y liberar agua para boca», añadió. Por tanto, sobre los 30 hm3 adicionales subrayó que «no es tiempo de vender humo y menos de liar las cosas y enredar con otros proyectos».

En esta línea, la entidad ecologista y vecinal Xúquer Viu celebró que los regantes alicantinos acepten al fin el trasvase desde el Azud de la Marquesa, y advirtió que se opondrá a los aportes que se barajan para el abastecimiento humano, aunque sobre ello matizaron que, en todo caso, estarían previstos para el próximo ciclo hidrológico (2021-2027).

José Ramón Urban, representante de La Unió, indicó que apoyarían aportes desde el embalse de Alarcón siempre que el sistema de explotación considere que es viable «y sin crear un deterioro medioambiental para el Júcar».

Por su parte, la consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, Elena Cebrián, celebró que el protocolo consolide la toma del Azud de la Marquesa «como defiende el Consell frente a la oposición del PP» que, sobre todo desde Alicante, apuesta por aportes de la parte media o alta del río. Sin embargo, la consellera lamentó que el ministerio suscriba acuerdos sobre agua sin contar con la Generalitat ni con los regantes valencianos de la cuenca cedente.

También achaca falta de transparencia y realismo técnico a la aportación prevista de 80 hm3 y recordó el precedente de otro acuerdo sobre abaratamiento de agua procedente de la planta desalinizadora de Torrevieja, que ya suscitó una queja ante la ministra en una reciente conferencia sectorial.

El objetivo del protocolo es sentar las bases para solucionar la explotación «excesiva» de los recursos subterráneos en el sistema Vinalopó-Alacantí. Para ello, se sustituirán las aguas subterráneas utilizadas mediante la captación de recursos con destino al riego, desde el Azud de la Marquesa, en Cullera, de hasta 50 hectómetros cúbicos al año, a medida que se vaya desarrollando el posttrasvase.