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José Vicente Pérez Pardo
Lunes, 7 de diciembre 2015, 01:01
Ya lo advirtió el jueves, desde su punto de vista, el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri: «La Constitución está para unir, no para dividir». Pero nadie quiso hacerle caso y la celebración de los 37 años de la aprobación de la Constitución Española sirvió para ahondar la brecha entre la Generalitat Valenciana, gobernada por el PSPV y Compromís, y la Diputación Provincial de Alicante, la principal institución de la Comunitat en manos del Partido Popular.
Después de tres días acusándose mutuamente de instrumentalizar las instituciones y de contraprogramar al patrón de Alicante, las afrentas continuaron después de que por la mañana se reflejara la división entre administraciones. El jefe de Gabinete de la Generalitat, Arcadi España, aseguró que la «contraprogramación realizada por algunas instituciones gobernadas por el PP» para no asistir a los actos convocados por el Consell en Alicante para conmemorar el aniversario de la Constitución constituyen un acto de «deslealtad institucional». Se refería al izado de banderas que la Diputación convocó en el Palacio Provincial y a la lectura ininterrumpida que hizo la Delegación del Gobierno en Valencia.
Los populares enviaron a un representante al acto organizado por el Consell. La coordinadora general del PPCV, Eva Ortiz, estuvo presente en el Castillo de Santa Bárbara, al igual que el Síndic de Greuges, José Cholbi. No así el PSPV ni Compromís al evento en la Diputación, que concluyó a las 10.17 horas. Ciudadanos, por su parte, también optó por el homenaje autonómico.
Arcadi España expresó su convencimiento de que «si no hubiera elecciones generales a la vista, ni la Diputación de Alicante hubiera convocado un acto, ni Margallo hubiera venido» a la Comunitat. Al respecto, el ministro no quiso entrar en polémicas cuando se le preguntó en el Palacio Provincial: «Yo voy donde me dicen», manifestó.
Voluntad ininterrumpida
El jefe de Gabinete de la Presidencia de la Generalitat insistió en que «la voluntad del Consell era que el día 6 de diciembre fuera un día de unidad, exento de polémicas, de todos los que creemos en la Constitución y queremos reformarla para adaptarla a los nuevos tiempos».
Según Arcadi España, la voluntad de la Generalitat era que «la Constitución se celebrara no sólo en Madrid, sino también en la autonomías, en nuestro caso en Alicante, en una acto de reconocimiento y de reivindicación de su reforma para que siga siendo un instrumento de convivencia entre los españoles». Ximo Puig prometió en campaña que si era elegido se volvería a hacer el acto de la Constitución en Alicante, como instauró Joan Lerma y continuó Eduardo Zaplana. Fue el presidente Camps quien dejó de realizarlo.
En declaraciones a los medios tras acabar el acto en la fortaleza alicantina, Puig comentó que «no se pueden patrimonializar nunca ni la Constitución ni la bandera ni nada que tenga que ver con el conjunto, porque se daña gravemente la convivencia».
Defendió que el acto en el castillo de Santa Bárbara trata «huir de cualquier partidismo o mirada particular y (se ha hecho) en favor de la convivencia» y opinó que cada uno debe «asumir su responsabilidad». El acto de la Constitución consistió en unos discursos, la entrega de un galardón a los familiares de Miquel Grau (asesinado en 1977 por poner unos carteles llamando a la una manifestación por el Estatuto de Autonomía) y la interpretación por parte de la Banda Municipal de los himnos de la Comunitat Valenciana y de España.
También en torno a la coincidencia con la misa y procesión del patrón de la ciudad alicantina, San Nicolás de Bari, Puig afirmó que la celebración de la Constitución «es compatible con el patrón, incluso con los que creen o no creen en el patrón».
Para el jefe del Consell, «muchas veces la derecha dice que quiere la Constitución pero no se la ha leído» porque «los gestos de la derecha no se interpretan función» de la Carta Magna.
El jefe del Gabinete del presidente de la Diputación de Alicante, Antonio Peral, respondió a España y aseguró que el gran error ha sido del PSPV-PSOE por «contraprogramar los actos religiosos en honor a San Nicolás, patrón de Alicante». Añadió que, en vez de en Alicante, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, debería haber estado en Madrid, junto al resto de presidentes autonómicos en el acto oficial del Día de la Constitución.
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