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R. A.
Martes, 8 de diciembre 2015, 00:52
El candidato a La Moncloa por Unidad Popular-Izquierda Unida, Alberto Garzón, ofreció ayer el mitin central de esta formación en la provincia de Alicante ante 2.500 afiliados y simpatizantes. No es donde le hubiera gustado estar ayer, sino en el debate televisado de Atresmedia, pero es lo que tocaba. A falta de tele, Garzón dijo que tendrá los debates con la ciudadanía «en la calle».
Acusó de su ausencia al presidente de la CEOE, Joan Rosell, y a la oligarquía a quienes «les da rabia y miedo». Consideró que en un momento en que todas las demás opciones «corren al centro donde van a implosionar, es importante levantar la cabeza y decir que somos de izquierdas».
Garzón señaló que España vive «un tiempo de tinieblas» en el que la derecha del PP quiere seguir dando «vueltas de tuerca» a las políticas sociales con el apoyo de Ciudadanos (C's) durante los próximos cuatro años. Mientras, Unidad Popular apuesta por una «política distinta» en la que debería «ser una alarma social permanente» desigualdades como la de que una mujer «cobre un 24% menos».
Remarcó el «compromiso» de Unidad Popular «practicada» durante los últimos tiempos en las mareas o en «la paralización de desahucios» para crear un mundo «más justo».
Lamentó los casos de corrupción frente a los que ha opinado que «es evidente que necesitamos ruptura democrática» para «ir a la raíz» porque «no podemos tener una justicia, con doble vara de medir, que va a por los pobres y a los delitos menores y que deja pasar los de las grandes empresas, fortunas y políticas. Una justicia independiente, hacia una nueva constitución y que permita transformar nuestro país».
Afirmó que en España «mandan quienes no se presentan a las elecciones»: «No mandaba la alcaldesa de Alicante (la popular Sonia Castedo) sino otra gente que se escondía entre bambalinas».
«Si el presidente hubiera sido Florentino Pérez, nos habríamos ahorrado un intermediario, Rajoy» y apuntó al criticar a algunas «empresas que chantajean a los gobiernos elegidos democráticamente». Para Garzón, en el PP abundan los «señoritos que venden nuestra patria y se erigen a sí mismos en patriotas» por la privatización de los servicios públicos.
Garzón tildó al presidente del Gobierno y candidato del PP, Mariano Rajoy, de «cuentacuentos» al que seguirá «cuestionando sus mentiras» sobre la situación económica y sobre que «la crisis ha terminado». «El PP quizás solo está mirando a sus barrios ricos o simplemente viendo a ese país de fantasía que relatan sus cuentos», consideró. Estimó que el PP tiene un arma de propaganda que es «un arma de distracción masiva» que pretende que «no veamos lo que nos rodea», por lo que instó a sus colegas a «alertar de las mentiras» de un PP que «construye un mundo regresivo».
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