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Pérdida de un 35% de espacio de media y cierre de terrazas a la una en Gabriel Miró

Restaurantes tradicionales y de reciente creación coinciden en que tendrán que despedir plantilla o incluso cerrar

E. M. L.

Jueves, 10 de diciembre 2015, 00:48

La Concejalía de Urbanismo y Vía Pública dio ayer a conocer el plan de ordenación de veladores de la plaza de Gabriel Miró, uno de los más restrictivos que se van a presentar en cuanto a reducción del número de mesas de las terrazas, junto con el de Castaños.

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Los hosteleros de la plaza, que se reunieron por la tarde para analizar el proyecto, explicaron que solo hay un velador de todos los de la plaza que ve incrementada su superficie un 4%, mientras que el resto se reduce, sin excepciones, aunque algunos de forma muy leve y otros hasta el 50%. Es el caso del Canalla, La Sastrería o Los Mejillones, que son de los más perjudicados. La media, calculan, es de un 35% de reducción del espacio.

Además, se va a aplicar una limitación horaria general. Todos tendrán que cerrar a la una de la mañana, en vez de entre las 1.30 y las 2.30 horas, dependiendo de la época del año, como hasta ahora.

Tanto los restaurantes con solera, como La Sastrería, que recuerda los tiempos en que «nadie se atrevía a cruzar por la plaza», como otros nuevos, como el Canalla, coinciden en que la reducción de los veladores les va a generar enormes problemas para mantenerse a flote.

«Si me quitan cuatro mesas de ocho, yo tengo que cerrar», opinan desde La Sastrería. «Tendremos que despedir a la mitad del personal, no nos quedará otra», indican las responsables el Canalla, que añaden que es «injusto» que ellas hicieran su inversión en el local con unas condiciones que ahora les modifican.

Los hosteleros defienden que son ellos los que dan vida a la plaza y que los locales de Gabriel Miró «no son en absoluto problemáticos», ya que en su mayoría son restaurantes y cafeterías, con la única excepción de un pub. «Aquí no hay ruido, ni apenas gente joven, están creando un problema donde no lo hay», consideran.

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Están molestos, no solo por las medidas que se van a adoptar, que les afectan personalmente, sino por cómo se han adoptado. «Es una dictadura», denunciaban ayer. «Nos presentan el plan, que no es de ordenación, sino de reducción, y nos dicen que en una semana aportemos nuestra opinión, porque si no a lo mejor no tenemos licencia en enero», explicaron.

Desde Urbanismo defienden las medidas adoptadas desde la perspectiva de protección de la plaza, que quieren proponer como Bien de Interés Cultural como jardín histórico. Aseguran que es «aventurado» hacer medias, porque es posible que se redistribuya más espacio dado que hay un local que ha cerrado. Y que han buscado un «equilibrio».

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Quieren aprobar el plan antes de que acabe el año y advierten de que si no se aprueba, en teoría, según ordenanza, todos los veladores de la plaza no podrían obtener licencia. En cualquier caso, la reducción se centra fundamentalmente en la zona elevada. Se busca dejar un corredor de paso y que se puedan observar y rodear los ficus monumentales.

Se libera la parte elevada en los laterales de la plaza. Y se igualan los ratios en función de los metros de fachada de cada uno, según explicaron desde Urbanismo y Vía Pública. El objetivo es, además, que cuando cambien de propietario y vuelvan a pedir licencia de velador, no se concedan más en la parte alta de la plaza en ninguna parte de la plaza, poco a poco.

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