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MIGUEL LORENCI
Domingo, 20 de diciembre 2015, 00:32
Hiltler llevó al paroxismo un sentimiento antijudío de fuerte raigambre en Europa Central. Dos décadas antes de la macabra y abominable solución final un escritor austriaco anticipaba la terrible realidad del gueto de Varsovia, infausto prolegómeno en 1940 del genocidio. Hugo Bettauer (1872-1925) escribió 'La ciudad sin judíos', un profético texto que recupera la editorial Periférica y que supone el rescate de un visionario. Bettauer, que acertó a retratar con inteligencia y humor el secular odio los judíos y que sería asesinado por un sicario antisemita, gozó de enorme éxito en vida. Varias de sus novelas se llevaron al cine y consagraron a una joven Greta Garbo.
Aparecida en 1922 y traducida entonces a varias lenguas, 'La ciudad sin judíos' es una sátira feroz del antisemitismo centroeuropeo. Una ficción que se vería superada con creces por la realidad pocos años después, cuando las ciudades europeas fueron vaciadas de judíos que serían luego asesinados en masa en los campos de exterminio nazis.
Entre la ficción y la realidad, Bettauer nos sitúa en un Viena posterior a la Primera Guerra Mundial. Buena parte de su población está desesperada ante el desempleo, la inflación y la miseria. '¡Fuera los judíos!' es la consigna de los adalides y acólitos del antisemitismo que señalan a los hebreos como culpables de su penosa situación. Un lema xenófobo que corean en sus actos de propaganda para atizar el resentimiento antisemita.
Tras ganar las elecciones con mayoría abrumadora, la ultraderecha cambiará la Constitución para poder expulsarlos a todos. En un pasaje aterradoramente profético, Austria pide prestados treinta trenes de carga a los países vecinos para deportar a los judíos al este. La ley antisemita acarreará una sangría demográfica de casi un millón de personas, pero generará un ambiente de euforia en la ciudad. Aunque la resaca no tardará en llegar, y con fatales consecuencias. Sin judíos, la economía se desploma y el desastre financiero y comercial alienta a un movimiento popular a exigir el retorno de los expulsados para recuperar la economía. Sin judíos a quien culpar, el partido ultra se derrumba, de modo que la ley de expulsión se deroga y los judíos regresan a Viena.
A pesar de la severidad de su argumento, la novela está llena de personajes seductores; de un joven y atrevido artista judío, a un mesurado consejero áulico que encarna lo mejor de la vieja Austria, o un canciller lleno de dobleces. No faltan momentos hilarantes. No en vano, humor e inteligencia son dos claves esenciales en la obra de Bettauer brutalmente asesinado acaso por la agudeza crítica de sus novelas y casi enterrado por la historia para el lector español.
Escritor y periodista judío, Maximilian Hugo Bettauer, nació en Baden en 1872. Hijo de un agente bursátil, huyó de casa con 16 años hasta llegar a Alejandría, en Egipto. Devuelto a casa por la Policía, se convierte a la fe evangélica para hacer carrera en el Ejército, del que sería expulsado. Viajó por medio mundo. Vivió en Zúrich, Nueva York -obtuvo la ciudadanía norteamericana-, Berlín, Múnich y Hamburgo. Fue abatido a tiros en Viena el 10 de marzo de 1925 por un antisemita de la extrema derecha. El asesino del 'poeta rojo' y 'corruptor de jóvenes', un técnico dental llamado Otto Rothsto, sería absuelto por la justicia con una sentencia que la prensa austríaca justificó por la «inmoralidad» de Bettauer que defendía una sexualidad abierta y publicó revista eróticas. El hijo del escritor, Helmut, sería deportado en 1942 a Auschwitz, donde se supone que murió.
Progresista, muy crítico con la sociedad de su época y pionero en la defensa de la emancipación de la mujer, ejerció el periodismo y escribió una veintena de novelas analizadas con lupa y expurgadas por los censores de las SS. Entre sus títulos destacan 'La lucha por Viena' ('Der Kampf um Wien', 1923), 'La calle sin alegría' ('Die freudlose Gassem', 1923 en cuya versión fílmica debutó Greta Garbo en 1925) o 'La Viena desenfrenada' ('Das entfesselte Wien', 1924). Casi un decena de sus novelas serían adaptadas al cine, entre ellas 'La ciudad sin judíos' dirigida por Hans Karl Breslauer en 1924.
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