J. LUIS ÁLVAREZ
Sábado, 2 de enero 2016, 00:33
La siniestralidad en las carreteras españolas se mantuvo durante 2015. A falta de conocer las cifras definitivas de la Dirección General de Tráfico (DGT), 1.114 personas perdieron la vida en accidente de circulación durante el año pasado. Unos datos similares a los de ejercicios anteriores: en 2014 fallecieron 1.132 personas y en 2013, 1.134. Unas cifras que, en todo caso, están lejos de los 1.903 muertos de 2009.
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Los meses más fatídicos de 2015 volvieron ser julio, con 113 fallecidos; agosto, con 112, y septiembre, con 119. En el extremo opuesto estuvieron abril, con 75 víctimas mortales (31 menos que en 2013) y febrero con 78. Y eso que en los dos primeros meses del año se produjeron 35 víctimas mortales más que en los mismos meses de 2014. Por el contrario, junio se cerró con 81 muertos, cuando en este mes se suele superar el centenar.
De esta manera la siniestralidad continúa en ligera caída, ya no tan pronunciada como a principios de la década. Y es que la crisis económica parece que poco a poco llega a su fin, con lo cual comenzaron a aumentar los desplazamientos por carretera, lo que lleva aparejado un incremento de las posibilidades de sufrir un siniestro. A estas circunstancias, la máxima responsable de Tráfico, María Seguí, añade el envejecimiento del parque automovilístico, en el que más del 10% de los vehículo ya superan los diez años de antigüedad y, por lo tanto, tienen menos medidas de seguridad pasiva.
Para tratar de reducir todo lo posible la cifra de fallecidos, durante el pasado mes de diciembre, la DGT puso en marcha una serie de intervenciones en las provincias y comunidades autónomas en que se había detectado un mayor incremento de la accidentalidad. En las provincias de Burgos, Ciudad Real y Valladolid, así como Baleares y La Rioja se incrementó la presencia policial tanto en la vigilancia del tráfico en carretera como en núcleos urbanos y se aumentaron los controles de drogas y alcohol.
Además, los expertos comenzaron a estudiar la instalación de radares de tramo en vías donde se haya constatado un aumento de las infracciones a los límites de velocidad y por lo tanto un incremento de la peligrosidad.
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Este jueves entró en vigor la reforma del Reglamento General de Conductores que, entre otras novedades, suprime la limitación impuesta de llevar pasajero con el permiso de la clase AM -ciclomotor- hasta que el titular tenga 18 años. También regula las aptitudes psicofísicas del conductor, las referidas a las enfermedades neurológicas y el síndrome de apnea obstructiva del sueño, limitando la vigencia del permiso o prohibiendo poner al volante hasta un tiempo transcurrido después de un accidente cerebrovascular o si hay una importante alteración de las funciones motoras, sensitivas, cognitivas o trastornos del movimiento que puedan interferir en el control del vehículo. Pero si algo quedó pendiente en la legislatura que termina fue la aprobación de la reforma del Reglamento General de Conductores, una medida deseada por unos y criticada por otros. Y es que pasar de una velocidad máxima de 120 a 130 km/h en determinados tramos de autovías, autopistas, con una meteorología y una situación del tráfico optimas, podría haber elevado más la siniestralidad a final de año.
El Consejo de Estado rechazó esta parte de la reforma para la que se comenzaron a instalar estaciones meteorológicas en la red de autovías, así como paneles informativos para anunciar el incremento puntual de la velocidad. Tampoco vio la luz la limitación a 90 km/h en carreteras convencionales. En zonas urbanas se contemplaban tres tipos de velocidades máximas, 20, 30 y 50 km/h.
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El Reglamento también prohibía los inhibidores y los detectores de radar. El texto permitía a los ayuntamientos limitar o restringir la circulación por motivos medioambientales, de seguridad o fluidez, siempre que cuente con el visto bueno de la Jefatura de Tráfico o autoridad autonómica correspondiente (en País Vasco, Cataluña y Navarra). En relación a los ciclistas, el texto por fin unifica criterios sobre por dónde deben ir las bicicletas. En vías urbanas circularían por el centro del carril. Además, si el ciclista es menor de 14 años, podrán hacerlo por las aceras, pero siempre tendrán preferencia los peatones. La velocidad máxima para la bici sería la que «permita mantener el control».
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