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Diversos pajes entregando los regalos en los hogares de Alcoy. :: bea navarrete
La Epifanía: una trilogía incomparable para la posteridad de Alcoy

La Epifanía: una trilogía incomparable para la posteridad de Alcoy

La más antigua cabalgata de España es el episodio final y broche definitivo de unos festejos divididos en tres eventos y de gran acogida popular

ÓSCAR CALVÉ

Domingo, 3 de enero 2016, 00:32

Las cabalgatas representan una de las manifestaciones más originales y representativas de las sociedades humanas. En ellas, además del asunto central que justifica la celebración, como los casos conocidos del Corpus Christi o de los Reyes Magos, intervienen diversos gremios, corporaciones, oficios e instituciones que presentan un rico mosaico característico de la población que la organiza y el preciso momento en el que se desarrolla. Es reseñable que históricamente, ya desde la Edad Media, han surgido desencuentros durante la organización de las cabalgatas acerca de sus contenidos, sus participantes o sus recorridos, entre otros asuntos. Precisamente este año las desavenencias entre amplios sectores de la población a causa de diversas cabalgatas de Reyes Magos rozan un grado superlativo. La diversa presencia de San José respecto a años anteriores, la supresión de alguna escena bíblica, la ausencia de animales durante el desfile, o la cancelación del lanzamiento de caramelos, generará polémica.

Fuera de cualquier controversia se constata una realidad objetiva: el apego de los ciudadanos de la Comunitat por las cabalgatas. Si el desfile del Corpus Christi tiene en Valencia uno de sus bastiones más arraigados de toda la Península Ibérica, Alcoy disfruta de la cabalgata de Reyes Magos más antigua del mundo, al menos en cuanto a continuidad refiere. Además de remota en el tiempo, la cabalgata alcoyana contiene una serie de elementos singulares que la convierten en una celebración única. Buena parte de su historia y naturaleza ha sido estudiada por José Luis Santonja, director del Archivo Municipal de Alcoy y autor del libro 'La cabalgata de los Reyes Magos de Alcoy', al que debe reconocérsele su gran esfuerzo de investigación y de difusión.

Obra musical de 1913

Hoy por hoy, y pese a estudios localistas de escaso rigor (especialmente en Granada), puede afirmarse que la más primitiva escenificación de la llegada de los Reyes de Oriente a nuestro país se celebra en Alcoy. No en vano, para muchos estudiosos es la más antigua del mundo y su conmemoración se pierde en la noche de los tiempos. Como en otros lugares europeos durante la Edad Media, la festividad de los Reyes Magos era considerada en Alcoy como la segunda celebración más importante del ciclo navideño, sólo superada por el nacimiento de Jesús.

La relevancia de esta conmemoración queda manifiesta en la documentación ya en el siglo XVII, concretamente en 1656, merced a un acta fundacional de una capellanía bajo el título de los Santos Reyes, donde se confería especial responsabilidad al religioso encargado de oficiar la misa de la Epifanía. En aquellos tiempos Alcoy rendía solemne culto y devoción a Melchor, Gaspar y Baltasar.

¿Cuándo empezó a celebrarse la cabalgata? Se sabe de un intento por celebrar el desfile en 1866, pero solo aparece con certeza absoluta en 1885. Ya entonces presentaba algunos de los componentes que podremos disfrutar hoy, mañana y el martes y que le han valido los reconocimientos como Fiesta de Interés Turístico Nacional y Bien de Interés Cultural Inmaterial.

Desde aquel lejano 1885 la cabalgata ha estado presente de manera prácticamente ininterrumpida y solo causas mayores (especialmente nevadas) han impedido una continuidad total. La fiesta de los Reyes Magos en Alcoy no tiene rival porque además de su enorme tradición, presenta una banda sonora creada a propósito y exclusivamente -hace más de cien años- para el desfile real. Fue en 1913 cuando el maestro alcoyano Pérez Monllor entregó su partitura de 'L'entrà dels Reis'. Por si fuera poco, los festejos se presentan como una trilogía.

Son tres los actos festivos que tienen como nexo la Epifanía. El primero acontecerá hoy mismo. 'Les pastoretes' es una cabalgata infantil donde los niños, vestidos de pastores, reparten caramelos y papeles con aleluyas.

Van acompañados de sus rebaños hacia el establo, para a posteriori obsequiar al Niño, representado en un Belén viviente en la Plaza España. Este acto tuvo su aparición en 1889. Dos años antes, en 1887, surgió el precedente del segundo episodio de la trilogía, 'El Bando real', en su origen denominado telegrama. Entonces se ubicaba un telegrama gigante en la principal plaza alcoyana anunciando la inminente venida de los Reyes Magos.

Desde 1924 se celebra al anochecer del 4 de enero. Es el preludio de la llegada de sus Majestades de Oriente, quienes envían a su emisario al centro de Alcoy para que declame repetidamente a lo largo del recorrido urbano el bando, una pieza literaria escrita en valenciano que anuncia el advenimiento de los Reyes a la ciudad. Cada año, un escritor o periodista redacta el citado pregón. El séquito del emisario real se cierra con unos pajes que guían decenas de burritas cargando buzones a sus lomos, en cuyo interior los niños depositan las cartas escritas a los Reyes pidiéndoles los juguetes más anhelados.

Esto ocurrirá mañana. Cuando todo acabe, el emisario, los pajes y cómo no, los Reyes Magos, acamparán en las montañas próximas a la ciudad y sus hogueras podrán verse desde algunos puntos altos de Alcoy para felicidad de los niños, que sabrán que están leyendo sus cartas. Este episodio goza de una enorme acogida popular.

El cenit de la celebración llega el 5 de enero, con la cabalgata de los Reyes Magos, donde se produce la entrega de los regalos de un modo fascinante. En el desfile -que supera los 1.400 participantes- adquieren protagonismo una legión de pajes. Llamados 'els negres' por su atuendo y su piel, son los responsables de realizar la entrega física de los obsequios. Ayudados por largas escaleras de madera suben ágilmente a los domicilios. 'Els negres' apoyan el extremo superior de la escala en las ventanas y balcones de las casas y se encaraman con los regalos.

No es una tarea fácil. Como tampoco lo es que los miles de regalos clasificados en los camiones que siguen al séquito consigan ser distribuidos entre los destinatarios. Pero Melchor, Gaspar y Baltasar, que desfilan administrando su cariño en la cabalgata pueden con todo. En Alcoy se constata otro elemento diferencial: al finalizar el desfile los niños alcoyanos ya tienen los paquetes traídos por los Magos, así que son de los primeros en todo el país en recibir sus regalos. No sólo los más pequeños colman sus expectativas.

El espectáculo de la cabalgata presenta un momento emocionante en la plaza España. Los Soberanos desmontan de sus cabalgaduras y se dirigen hacia el Belén viviente y proceden a la Adoración del Niño Jesús. Le entregan el oro, el incienso y la mirra como rezan los Evangelios. Es un momento mágico. El alumbrado público se corta y la escena bíblica obtiene luz gracias a los antorcheros que portan fuego y a todas las bengalas que se han repartido entre los asistentes.

Durante la Adoración y la entrega de obsequios al Niño suena el 'Mesías' de Haendel que se entremezcla con un castillo pirotécnico cuando finaliza la Epifanía.

La comitiva real no concluye aquí su tarea, pues se dirige a más domicilios para seguir entregando regalos a los niños. Su misión finaliza cada año hacia las 22.00 horas en el puente de Sant Roc.

Otra particularidad en Alcoy es que los críos muestran su preferencia por el rey de color, que desfila justo en el centro de la cabalgata. En el resto de cabalgatas nunca va en el centro, sin saber a qué se remite esta concreta predilección alcoyana.

Antorcheros y bengalas

Todos estos actos son organizados desde 1984 por el Ayuntamiento de la población, y no es para menos. Las calles de Alcoy duplican su población en el transcurso de la cabalgata de los Reyes Magos y desde hace algunos años se solicita la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Siete de cada diez españoles acudirán el martes a alguna cabalgata.

Los más afortunados, al menos por el espectáculo, serán los que estén en Alcoy. Al contemplar la cabalgata más antigua, el episodio final de la trilogía descrita, verán la entrega física de los regalos, escucharán una música compuesta exprofeso para el evento hace más de un siglo, observarán la transformación de la plaza principal de la población, fuegos artificiales, etc. A buen seguro los más sentimentales volverán a ser niños. ¿Se puede dar más por menos?

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