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El actor alcoyano Pep Molina en el desempeño del papel de Meleto.

«La cultura ha sido menospreciada por los partidos políticos»

actor

Eneas G. Ferri

Sábado, 9 de enero 2016, 00:33

Aunque la trayectoria de Pep Molina no es de esas que son recordadas en la posteridad por el común del público, su labor en el arte dramático es conocido y respetado por los aficionados al teatro, donde sus papeles son habituales en grandes obras y de la mano de grandes directores. Protagonista o secundario, Molina es de esos trabajadores de las tablas que todo director quiere en su elenco, que todo actor quiere por compañero y que, como se puede ver en Alicante, es escudero indispensable para el brillo de reputados como José María Pou.x

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  • Qué

  • 'Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano', de Mario Gas y Alberto Iglesias.

  • Quién

  • José María Pou, Pep Molina, Carles Canut, Amparo Pamplona, Borja Espinosa, Guillén Motos y Ramón Pujol.

  • Cuándo y dónde

  • Hoy a las 21 horas y mañana a las 18 horas, en el Teatro Principal de Alicante. Entradas entre 20 y 28 euros, en taquillas e Instanticket.

- Presenta en el Principal 'Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano', una obra ambientada en el conocido proceso que vivió el pensador griego. ¿Qué destaca de la producción?

- Es muy destacado que pese a que ocurrió hace 2.400 años encontramos que es totalmente actual, que lo que pasó allí sigue pasando. Además, si hubiese sido representada hace dos o tres años quizás tendría menos éxito, pero hoy en día es más actual si cabe. Refleja esa sensación actual de no poderte fiar de nadie, de buscar respuestas y de buscar referentes. Sócrates, que a veces suena a rancio, a examen de instituto, se convierte en una reflexión actual que se pregunta por qué el mundo está como está.

- ¿Clasificaría la obra como una tragedia?

- No sabría establecer un género. Es una obra para la reflexión, porque el público participa. En muchos momentos los personajes se dirigen al público directamente, les preguntan y no se sabe si es el personaje o el actor el que lo hace. Los espectadores ejercen de asamblea, como hacía el público en Grecia. Básicamente el texto el juicio, pero tanto Sócrates como los acusadores presentan sus argumentos al público.

- ¿Y usted ejerce de malo, de acusador?

- Soy el acusador, Meleto, pero soy un muñeco de Anito, que es realmente el malo inteligente. Mi papel es el de un poeta malo que pasó a la historia por su acusación a Sócrates, no por sus poemas. Fue Sócrates quien le dijo que mejor se dedicara a otra cosa y respondió acusándole. Atenas había pasado de ser una democracia pequeña donde votaban los ricos a la capital de una especie de OTAN creada por los persas. Pasó de agrícola a industrial y comercial y la corrupción y el poder, junto al voto de todos los ciudadanos, tomaron la justicia. Sócrates se replanteó la manera de hacer justicia y la respuesta de aquellos a los que económicamente le interesaba la corrupción fue quitarlo de en medio. Meleto, al final, fue exiliado por su acusación indebida tras la muerte de Sócrates.

- ¿Cómo es el Sócrates que representa José María Pou?

- No hay plaza donde vayamos que el público no le despida en pie. Físicamente no se parecen, porque Sócrates era pequeño y gordito. Pero José María lo hace suyo y se mete de tal manera en el personaje que llega un momento en que realmente ves a Sócrates. Si fuese yo el que consigue esa representación, me retiro (risas). Su voz, su presencia y la manera de dirigirse al público son realmente brillantes.

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- ¿Ya ha comentado la vigencia de la obra en la actualidad, pero el público la recibe así?

- El público la recibe y la entiende perfectamente. Al salir de la obra nos preguntan muchas cosas sobre los porqués de la obra y, lo que es más importante, se preguntan ellos mismo qué harían en su situación. Todo estaba preparado para acusar a Sócrates y dejarle escapar mediante sobornos. Pero él decide asumir la culpa y, si es condenado, morirá para cumplir esa condena. Acepta la ley como es y desarma a sus acusadores, que tenían aceptada la trampa desde el inicio. Es una lección de honorabilidad y en la sociedad que vivimos te hace replantearte muchas cosas, te hace preguntarte cuál es el papel que tienes como ciudadano en la sociedad en la que vives.

- De origen alcoyano, partió de joven a Valencia y Barcelona a buscarse la vida como actor, aunque este hecho apenas se conozca en la provincia de Alicante. ¿Qué sensación tiene cuando vuelve al Teatro Principal?

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- Mi infancia y la pubertad la viví en Alcoy. Me crié allí y allí tuve mis primeras erecciones (risas). Después viví en Benidorm y en Valencia y con 19 años me fui a Barcelona, a casa de un amigo, a intentar ser lo que soy. Recuerdo una vez que me entrevistaron desde Alcoy y me trataron como si fuera Marlon Brando, pero es cierto que no es muy conocido mi origen, aunque siempre que sale el tema lo recuerdo. He actuado muchas veces en Alicante con distintos trabajos y cada vez que vuelvo está todo organizado para que vengan mis familiares y amigos. Siempre es un placer.

- ¿Qué opina, desde su extensa trayectoria, de la situación del teatro?

- Es muy difícil porque ya no hay caché. Para que las compañías salgan necesitan dinero porque pueden quedarse sin cobrar. Además, el 21 % de IVa es una rabieta por aquello de los actores cuando la guerra de Irak. Creo que la cultura está menospreciada por los partidos políticos, porque en sus programas de las últimas elecciones no sonó el tema para nada. Si no llegamos a un pacto en educación, que es fundamental, no podemos hacer nada con la cultura.

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