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Ximo Puig, ayer, con los consellers Cebrián, Salvador y Alcaraz en un acto en Alicante.
El Consell descarta más trasvases de fuera y apuesta por desalación y depuración de agua

El Consell descarta más trasvases de fuera y apuesta por desalación y depuración de agua

La Generalitat crea una comisión de tres departamentos para desarrollar una nueva política hídrica con los recursos propios

José Vicente Pérez Pardo

Sábado, 20 de febrero 2016, 01:46

La «nueva política del agua» que la Generalitat Valenciana escenificó ayer en Alicante estará basada únicamente en el «equilibrio» de recursos hídricos propios sin recurrir a ningún trasvase de otras cuencas, intensificando la desalación, depuración de aguas y modernización de regadíos como ejes fundamentales para aprovechar hasta la última gota. El presidente del Consell, Ximo Puig, quiso hacer ayer solemne esta intención con la reunión de una comisión interdepartamental formada por Agricultura, Obras Públicas y Transparencia. De esta manera, Puig proclamó: «Se ha acabado la guerra del agua».

  • Desalación.

  • Incremento de la potencia eléctrica de la desalinizadora de Torrevieja, para que aumente su producción de 30 hectómetros cúbicos a 120, el máximo.

  • Depuración.

  • Mejorar la reutilización de las aguas. En estos momentos, hay 200 hectómetros cúbicos de aguas depuradas que no se usan y que van a los barrancos.

  • Postrasvase del Júcar.

  • Obras de la terminación de trasvase entre el Júcar y el Vinalopó, conocidas como el postrasvase, que aportarán 70 hectómetros cúbicos.

  • Almacenamiento.

  • Reparación de la balsa de San Diego, en Villena, con capacidad de almacenar 20 hectómetros cúbicos. Su coste es de diez millones de euros.

No obstante, el presidente no obvia la necesidad de contar con las transferencias del Tajo-Segura, a pesar de que el Acueducto no ha aportado todo el caudal que se esperaba (300 hectómetros trasvasados anualmente frente a los 700). Puso al Consell en actitud «vigilante en el cumplimiento del memorándum del Trasvase», aunque recordó que «fue el PP quien aprobó la reserva de 400 hectómetros cúbicos en cabecera que pararon la transferencia de agua en enero por primera vez en la historia. En la actualidad, los pantanos de esta cuenca están a un 16% de capacidad, pese a las últimas precipitaciones.

Dentro de las infraestructuras que este plan autonómico pretende reforzar también se encuentra el postrasvase Júcar-Vinalopó, para quien Puig ha comprometido los 46 millones de euros necesarios para concluirlo, lo que permitirá aportar 30 hectómetros cúbicos al año en lugar de los cinco actuales. A este respecto, en breve se finalizará el tramo de obras del margen derecho con la automatización de las conducciones y la puesta en marcha del tramo 7, y del embalse de Cuesta, mientras que en los presupuestos de 2016 se prevé en el inicio de las obras del margen izquierdo que, dentro de un proyecto a cuatro años, lo que significará una inversión de 46 millones de euros.

Pero, por las palabras de Puig, se entiende que los socialistas entierran cualquier posibilidad de trasvase desde el Ebro o el Tajo Medio. A partir de ahora, la Generalitat se centrará en explotar los recursos hídricos propios, con aportaciones de las desaladoras. Al respecto, la consellera de Agricultura, Elena Cebrián, ya ha enviado un escrito al Ministerio para que la desalinizadora de Torrevieja, que produce actualmente 30 hectómetros cúbicos, alcance su máxima capacidad de 120. En este punto, Puig señaló que si se lograran los 120 hectómetros, prácticamente compensaría al agua que llega anualmente del Tajo, lo que serviría para paliar la falta del trasvase en años de extrema sequía en la cabecera.

El aumento de la potencia eléctrica conllevaría también un incremento de los costes de desalación. La Generalitat propone instalar energías alternativas (paneles solares) para producir la electricidad necesaria y que el precio no se repercuta a los agricultores. Actualmente el metro cúbico de agua desalada se paga a 0,50 euros por 0,30 la proveniente del Tajo-Segura, pero el Consell está convencido de que con estas medidas se conseguirá abaratar el coste final.

La Generalitat también le reclama al Ejecutivo central que invierta los diez millones de euros necesarios para reparar la balsa de San Diego, en Villena, inutilizada por una avería.

Junto a estas demandas, Puig subrayó la necesidad de potenciar la reutilización, para lo cual su Consell tiene en marcha obras para aprovechar cerca de 200 hectómetros de aguas depuradas que se desaprovechan, con una inversión de 25 millones de euros. «Solo con las obras que tenemos proyectadas en las instalaciones de Alicante, Orgegia, Rincón de León, Elda y Pinedo se pueden recuperar 70 hectómetros cúbicos», manifestó el presidente antes de señalar que en el caso de la última, su agua puede servir para resolver el problema de los regantes del río Magro y la Foia de Bunyol.

Puig también anunció un congreso internacional en la Universidad de Alicante sobre el agua en el Mediterráneo, un evento que tendrá «gran potencia» y en el que estarán todos los países ribereños para discutir las estrategias hídricas a largo y corto plazo.

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