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Luis Candela
Jueves, 25 de febrero 2016, 01:29
La tensión entre dos familias de la localidad de Villena estalló la madrugada del 15 de mayo de 2014. Esa noche, en torno a la una, dos miembros de 'los Moreno' y seis de 'los González' acabaron a tiro limpio y entre amenazas del tipo «te tienes que ir de aquí, que te pego un tiro que te mato», según sostiene la Fiscalía y tal y como relataron los implicados en el juicio que arrancó ayer en la Sección Décima de la Audiencia Provincial de Alicante. No obstante, en función de qué parte cuente la historia ésta varía significativamente, ya que los integrantes de cada clan cruzaron acusaciones los unos contra los otros en la primera sesión de la vista oral.
El Ministerio Público les pide condenas que van desde el pago de una multa económica hasta los catorce años entre rejas por los delitos de homicidio en grado de tentativa, amenazas y tenencia ilícita de armas, así como un delito y una falta de daños. En total, las penas suman 59 años entre rejas.
En su escrito, la fiscal responsable del caso describe cómo a la una de la madrugada, uno de 'los Moreno' acudió armado a casa de un rival, a quien encontró junto a uno de sus hermanos, ambos acusados, pegó un tiro al aire y se desató una reyerta y un forcejeo en el que acabó la pistola por el suelo y en manos de uno de los supuestamente atacados. A partir de entonces, varios familiares de la primera familia acudieron en auxilio del allegado y se desató un fuego cruzado en plena calle del que nadie salió herido de milagro.
'Los Moreno' ratifican esta versión, aunque niegan que uno de ellos se hiciese con la pistola semiautomática y la emprendiese contra sus contrincantes. «Me dijo que me fuera, que me mataba», relató uno de los acusados, quien aseguró que «estoy vivo de milagro». Además, en esos momentos permanecían en la calle menores que pudieron escapar. «Tengo un trauma desde entonces», manifestó.
Las desavenencias venían de meses atrás, cuando este imputado se cruzó en la carretera del barrio con una menor de 'los González'. «Casi la mata», advirtió el miembro de este clan acusado de dirigirse a casa de los rivales. El hombre dijo que así fue, pero en ningún momento armado. «Fui a quejarme porque daban que hacer con la música y el coche», relató el reo. Ninguno de los presuntos implicados reconoció haber portado encima armas esa noche pese a que se hallaron casquillos en el suelo del escenario de la trifulca y cartuchos de escopeta. Lo único que admitieron los familiares del clan con más procesados es que «de la rabia» decidieron golpear un coche de la familia opuesta.
El juicio prosigue hoy con el testimonio de los testigos y los expertos forenses para, una vez finalicen estas declaraciones, pueda quedar visto para sentencia.
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