El ciclista belga, hace días en la Cumbre del Sol de Benitatxell; la imagen pequeña es de la caída sufrida en la etapa de la Vuelta 2015 con final en Murcia. :: twitter
CICLISMO

Al fin el sol para Boeckmans

El belga, que sufrió una gravísima caída que casi le hace retirarse, corona la cumbre de Benitatxell que le tocaba tras caerse, en un gesto de recuperación simbólico

CÉSAR GARCÍA GRANERO

Martes, 1 de marzo 2016, 11:24

El trastazo fue tan tremebundo que Kris Boeckmans estuvo dos semanas en coma inducido, tras las cuales perdió 15 kilos, sufría constantes dolores de cabeza y comprobó con perplejidad que padecía un tremendo desconchón en la memoria: no se acordaba de nada entre las etapas 1 y 8, la del golpetazo, de la pasada Vuelta. Además, sufría «sueños extraños» y una pesadilla que le carcomía las entrañas: tener que dejar el ciclismo. «Todavía tengo el cuerpo revuelto», dijo Mikel Martínez, médico de la carrera que atendió al corredor al final de la etapa entre Puebla de Don Fadrique y Murcia, cuando vio al ciclista belga tendido en el suelo y en medio de un charco de sangre. Se había dado de frente contra un bordillo y tenía fracturas en la cara, un pulmón perforado y tres costillas rotas. Se estaba ahogando en su propia sangre. «No respiraba», dijo el médico que, tras reanimarlo como pudo, habló con el equipo Lotto y decidió mantenerlo unos días en coma inducido.

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Fueron dos semanas las que estuvo en el hospital. A partir de entonces se alivió la zozobra y los días de mayor peligro quedaron atrás, Boeckmans regresó a su país y se vio de repente ante el mayor reto de su vida: un arduo y lacerante proceso de recuperación que implicaba tener que soportar los dolores y dejarse el alma si no quería verse obligado a 'colgar la bici'. Al principio la cogía solo cinco minutos, no le dejaban más, y, entre otros métodos, utilizaba el de recluirse un poco cada día en una habitación silenciosa y completamente a oscuras. «Es por mi conmoción cerebral, de esta forma consigo mejorar mi voluntad de recuperación», explicó en su día el corredor, que poco a poco fue mejorando de sus heridas y de su ensimismamiento tras el golpe, recobrando parte de la memoria hecha cisco y sintiendo que la sonrisa le iba creciendo a la par que los kilómetros que aguantaba sobre la bicicleta.

Boeckmans, de 29 años, tuvo un sostén importante en sus propias ganas de cabalgar y mirar al frente y otro en su equipo, que nunca le dejó desamparado en una situación difícil y le prometió su total respaldo «durante los próximos dos años», según anunció Marc Sergeant, gerente del Lotus Soudal.

Otra vez ciclista

Hoy, aquel corredor con la cara partida sobre un charco de sangre en una calle de Murcia, aquel que no respiraba y amenazaba con ahogarse en su propia sangre, vuelve a ser ciclista. Y para celebrar su restablecimiento quiso llevar a cabo un gesto simbólico: volver y hacer la subida que se perdió y le hubiera tocado en la jornada siguiente a la de su caída. Era la novena etapa, con inicio en Torrevieja y final en la Cumbre del Sol de Benitatxell, donde aún se pueden ver las pintadas que atestiguan que la Vuelta estuvo allí. Boeckmans hizo la subida hace días y alzó el brazo, del asfalto al cielo, en señal de victoria. «Made it to the finish... Where is everybody?», se pregunta en su cuenta de Twitter, donde ha colgado la foto que testimonia su recuperación.

Medio año después del golpe que dejó helado al médico de la Vuelta a España, que llegó a temer lo peor, Boeckmans, que en su día agradeció «el gran trabajo» de los servicios médicos recibidos en Murcia, ve más cerca el deseo lanzado nada más regresar a Bélgica tras su trompazo: «Volver a ser el corredor que era antes del accidente».

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