De cloaca a ejemplo europeo

Hace quince años, el Segura era una cloaca a cielo abierto. Ahora ha recibido el premio europeo al río mejor restaurado, en un acto que tuvo lugar el jueves en Viena, bañada por el Danubio Azul. Es el río que menor presencia de contaminación tiene en todos sus tramos. Quién lo diría con su paupérrimo caudal entre Ojós y la desembocadura. Todo en el Segura es paradójico y sorpresivo. En marzo del 2001, miles de vecinos de la Vega Baja tomaron la ciudad de Murcia con máscaras antigás y disfraces de muerte para exigir soluciones para el cauce más escaso y a la vez más contaminado de Europa.

Los vertidos y la pestilencia del Segura a su paso por la capital murciana eran moneda diaria. Una depuración inexistente en el río con mayor estrés hídrico fue una combinación letal que se resolvió con un red de estaciones de tratamiento y reutilización de las aguas negras de procedencia industrial y urbana. No todo es de color de rosa. Cuando llueve, aún sale espuma de algún foco infecto; y el cauce deja mucho que desear en algunos tramos, sobre todo en la Vega Baja.

Con todos sus achaques, el río con mayor déficit del continente se ha alzado con el premio European Riverprize que entrega la International River Foundation como «ejemplo internacional de gestión y restauración fluvial», a través de un proyecto pionero ejecutado por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) y el Gobierno regional. El galardón fue recogido por el presidente del organismo de cuenca, Miguel Ángel Ródenas, y el comisario de aguas, José Carlos González. Es otra paradoja debido al rechazo que suscita la gestión de Ródenas entre los regantes usuarios de la vega alta y del Trasvase Tajo-Segura.

Este ha recogido en Viena lo que sembró en su etapa de director general del Agua de la Comunidad Autónoma, cuando desarrolló el plan de depuración y reutilización en coordinación con la Confederación, que en los últimos quince años tuvo al frente a Juan Cánovas, Fuentes Zorita, Rosario Quesada y el propio Ródenas. Como resultado, la cuenca del Segura es la que mayores caudales reutiliza, unos 100 hectómetros anuales que revierten en la agricultura y las zonas verdes.

El proyecto ya fue reconocido con el Premio Acueducto de Segovia del Colegio de Ingenieros de España y escogido como ejemplo por prestigiosas publicaciones internacionales. Como consecuencia de esta mejora en la calidad de las aguas, los ecosistemas ligados al río también se han visto beneficiados, con lo que especies que habían sufrido fuertemente la contaminación como la nutria o la anguila han vuelto a habitar el cauce, informó ayer la CHS Asimismo, los humedales de Campotéjar y Las Moreras, dependientes de plantas depuradoras, han sido incluidos en el Convenio Ramsar por su importancia para la migración de las aves, algunas en peligro de extinción.

Pasa a la fase internacional

Según el Ministerio, el premio es un «prestigioso galardón» que reconoce el mejor proyecto de restauración, protección y gestión sostenible de los ríos y humedales de Europa, y en el que se ha valorado la gestión integrada de los recursos (reutilización, restauración, depuración). También ha mejorado el ecosistema ligado al río y se ha conseguido recuperar especies como la nutria y la anguila y que la población vuelva a mirar al río, ya que se han relanzado actividades de ocio como la pesca o el piragüismo. El panel de jueces europeos ha tenido en cuenta la sostenibilidad del proyecto, el cumplimiento de la Directiva del Agua y los beneficios para la población y el medio ambiente.

Un segundo proyecto desarrollado por el Ministerio en el río Aragón, en Marcilla (Navarra), ha quedado entre los tres finalistas de los premios. El otro es un proyecto ejecutado en el río Trente (Inglaterra). El Gobierno valora que este doble reconocimiento pone de manifiesto el cambio de rumbo que ha tomado la política medioambiental en España. El proyecto del Segura accederá a la final para optar al Thiess International Prize, al que se presentan proyectos de todo el mundo.