Medea revivida en Ana Belén

Los clásicos de la literatura, la música o el teatro lo son por su perdurabilidad en el tiempo, por su vigencia pese a la evolución social, porque siempre dicen algo. Este es el caso de la tragedia griega de Medea, una hechicera que, tras la peor de las traiciones, decide la opción de la venganza más amarga: la ejecución de sus propios hijos.

Esta historia mitológica ha sido revisada y llevada a un nuevo espacio dramático por el ilicitano Vicente Molina Foix en base a los textos de Eurípides, Séneca y Apolonio de Rodas. Para su traslación a las tablas, el trabajo en la dirección de José Carlos Plaza y, para dar vida a la protagonista, Ana Belén. Junto a ella, un completo elenco compuesto por Adolfo Fernández, Consuelo Trujillo, Luis Rallo u Olga Rodríguez, entre otros, ofrecen nueva perspectiva a los motivos de la acción de la hechicera, enmarcados entre los poderes de la razón o de las raíces del ser humano en la tierra.

«Ana Belén hace gala de su experiencia y de su inteligencia en el papel de Medea. Ha dado todos sus conocimientos, su ritmo de actuación y su capacidad de expresión para que este personaje se muestre en toda su plenitud. Ana Belén es como un Stradivarius, que se ha hecho con dedicación, artesanía y cariño durante mucho tiempo para que suene de la mejor manera posible», explica José Carlos Plaza, director de 'Medea', sobre el trabajo interpretativo de la actriz madrileña.

Además de la calidad dramática de la intérprete, demostrada en el éxito de su dilatada trayectoria, el director de la producción también destaca la parte que ha aportado a la obra Vicente Molina Foix mediante su particular punto de vista de la historia para ser representada sobre las tablas.

En concreto, Plaza indica que Molina Foix «ha introducido los antecedentes que llevan a Medea a hacer el crimen que comete, a quitarse lo que más quiere una mujer, su maternidad. Para ello, se revisa la historia de Medea con Jasón y los argonautas y se dan importancia a otros personajes, como la nodriza o el preceptor, que sirven para entender mejor el arraigo de Medea a la tierra, la primera, y los vendidos a lo intelectual, con el segundo, que es un pedante».

«Consuelo Trujillo hace un trabajo excepcional como nodriza que sirve para entender la raíz de Medea, lo ancestral de su actuación. Luis Rallo hace el preceptor, en contraposición a la anterior, y manifiesta el triunfo de la razón, de lo intelectual; Adolfo Fernández y Horacio Colomé, como Jasón de viejo y de joven, también son puntos importantes para el concepto que quiere manifestar Molina Foix situando a Medea en sus antecedentes», puntualiza el director de la obra.

A este trabajo dramático cabe añadir la firma en la dirección actoral y de escena que ha aportado el director. Aunque siempre resulta difícil valorar el trabajo propio, Plaza comenta que «tuve muy en cuenta que se trata de un texto clásico y pensé que debía cuidar especialmente la parte que trata del desconocimiento del alma humana, de los comportamientos que las personas somos capaces de llegar a hacer por los sentimientos que tenemos».

En el mismo sentido, Plaza relaciona el clásico con su vigencia actual y explica que «hay cosas que se mantienen en el tiempo, como el contemplar la mentira, la deformación de la verdad e, incluso, no sé si debería utilizar la palabra corrupción para el caso actual».

Estreno en Mérida

Esta versión del clásico fue estrenada el pasado mes de julio en Teatro Romano de Mérida, dentro de su Festival Internacional de Teatro Clásico. Probablemente, aquel es el escenario ideal para la representación de esta producción pero, no obstante, el equipo técnico ha cuidado que el formato se adapte bien a toda clase de escenarios, como el del Principal de Alicante que la acogerá hoy y mañana.

Para ello, «la escenografía es genuina, es potente y son importantes tanto las luces como la música», explica Plaza, a lo que añade que «se ambienta en la Edad de Piedra, antes de la llegada de la razón, y en Corinto, con la inteligencia y el conocimiento. Ambos espacios se separan por una gran puerta, simbólica de la importancia de la separación de ambos comportamientos humanos».

Un clásico llevado revisado desde un autor contemporáneo, una producción de una gran compañía apoyada por el Festival de Teatro de Mérida y Pentación y, al frente Ana Belén para revivir a Medea. El resultado, por lo que dicen las críticas, roza la excelencia.