Los frentes de Ximo Puig

Aunque las Fallas hayan terminado, no han acabado los 'masclets' para el jefe del Consell y secretario general del PSPV, Ximo Puig, a quien le crecen los 'ninots' fuera del Palau de la Generalitat. Puig está cada vez más aislado en la organización socialista, no solo ante Ferraz, como se pudo comprobar en la reciente visita de Pedro Sánchez a las fiestas valencianas. También comienzan a oírse cada vez más alto voces entre los socialistas alicantinos quejándose del trato de la Generalitat Valenciana respecto a la provincia.

Los últimos que han hecho públicas sus discrepancias con la Generalitat Valenciana han sido dos pesos pesados de la organización, nada menos que el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, y el secretario general de los socialistas alicantinos, David Cerdán. Ninguno de los dos se ha llevado especialmente bien con el jefe del Consell, pero siempre han tratado de mantener, por lo menos, las apariencias. Desde hace un tiempo ya no les importa tanto.

El regidor de la capital provincial se quejó públicamente del ninguneo que siente por parte de la Generalitat Valenciana respecto a Alicante. Como ejemplo, en la visita del director general de Comercio, Natxo Costa, para reunirse con asociaciones de comerciantes de la capital y de los supermercados. En estos encuentros, explican algunos de los presentes, incluso se bromeó con la figura de Echávarri, lo que provocó que el alcalde le contestara airadamente al día siguiente en Valencia. Acusó a Costa de ir a Alicante a «defender los intereses de Valencia» y aseguró que cuando ha llamado a la Generalitat para pedir dinero «me han dicho que no tenían un duro».

Aquí se puede dar la excusa de que el cargo autonómico aludido es de Compromís, con quienes Echávarri no se ha frenado para reivindicar más inversiones para Alicante. Baste recordar la polémica en torno al programa de creación de escuelas, que obligó al 'número dos' de la Conselleria de Vicent Marzà a viajar a Alicante para enmendarlo.

Pero no es solo eso, porque David Cerdán se quejó la semana pasada del plan del Consell para quitar la Denominación de Origen Vinos de Alicante para englobarla dentro de una marca autonómica, algo a lo que se oponen los productores alicantinos, que consideran que rompería un esfuerzo de muchos años. La Conselleria de Agricultura, que lleva el plan, la dirige la socialista Elena Cebrián.

Centralismo

Aquí está el principal problema que desde Alicante ven en la acción de gobierno de Puig: su centralismo. Es cierto que el PSOE a nivel federal apuesta por eliminar las diputaciones, pero consideran los socialistas alicantinos que los decretos de coordinación de competencias en materia de turismo y deportes «le han dado a los populares un discurso victimista contra Valencia que les viene muy bien», afirmaba un dirigente socialista alicantino.

En la Diputación se ha pasado de pactar los presupuestos (a través de un pacto entre José Císcar y José Manuel Orengo, del que estaba en contra el portavoz, José Chulvi) a renunciar a parte de la asignación e ir con todas las proposiciones de la oposición ahora que el pacto entre el PP y Ciudadanos se ha roto para debilitar a César Sánchez. El presidente de la Diputación Provincial es quien lidera la oposición popular a Puig a través de la institución, lo que no le ha importado a Echávarri a hacerle guiños en sus reivindicaciones provinciales.

Estos problemas con las diputaciones no se quejan solo en la de Alicante. También en Valencia se le ha sublevado, a pesar de que Jorge Rodríguez fue elegido por el presidente.

Puig tendrá que someterse en meses a un congreso nacional que dependerá mucho lo que ocurra con Pedro Sánchez en Madrid. Mientras tanto, Puig debe estar atento a voces discordantes en su partido.