La actitud de Belmonte no está siendo un modelo de lo que algunos en su propio partido defienden como ‘la nueva política’, una forma de gobernar pensando en la gente y no en los intereses personales
Pedro López
Domingo, 27 de marzo 2016, 07:44
Se veía venir y al final, salvo sorpresas de última hora, tendremos caso Nerea Belmonte. La edil alicantina, única representante de Podemos que logró acta de concejal formando parte de la coalición Guanyar, se ha enrocado y se ha pensado mejor (o peor) la posibilidad de renunciar a su asiento (o poltrona) en el Salón de Pleno del Ayuntamiento de Alicante. La actitud de Belmonte no está siendo un buen ejemplo de lo que algunos, especialmente en su propio partido, defienden como la nueva política, una manera de gobernar pensando, presuntamente, en los ciudadanos y no en los intereses personales o de partido. Nerea Belmonte, desde luego muy mal aconsejada por alguien, considera que no debe dimitir porque no ha cometido ninguna ilegalidad al adjudicar a dedo contratos a una empresa creada por unos amigos unos meses antes de recibir el primero de estos contratos. Es posible que esta decisión dedocrática no incluya ninguna ilegalidad, pero desde luego no pinta nada bien cuando desde Podemos se han criticado estos métodos. Tampoco fue un modelo de comportamiento la decisión de Belmonte de apurar sus vacaciones en Andorra en lugar de regresar a Alicante de inmediato para intentar apagar el incendio que se estaba propagando.
El colmo del disparate ha sido la actitud que la edil ha mostrado a sus compañeros del tripartito, a los de Guanyar y a los de Podemos. A los primeros, al margen de menospreciarles, les ha acusado incluso de estar detrás de las filtraciones de los contratos con la empresa de sus amigos. A los segundos, les mostró una falta de respeto enorme cuando decidió abandonar la asamblea en la que, como no podía ser de otra manera, se le exigió la dimisión. Belmonte prefirió dar la espantá y marcharse por donde había ido. En cuanto a los de Podemos, teniendo en cuenta la situación del partido en la ciudad de Alicante, gobernado por una gestora, la concejal no ha hecho el más mínimo caso a los deseos de Antonio Montiel, el coordinador de la formación en la Comunitat Valenciana. Montiel afirmó esta semana que no quería un caso Peremarch 2, en alusión a la diputada alicantina atrincherada en el grupo no adscrito de Les Corts tras su expulsión del partido, pero todo parece indicar que tendrá también un caso Belmonte.
La posibilidad de que Nerea Belmonte decida no dimitir y retenga su acta de concejal, aunque sea sin sueldo y sin ninguna otra función que acudir a los plenos cuando toque, crea un serio problema matemático en el seno del tripartito. Ahora mismo, Echávarri -y Pavón- gobierna con el apoyo de 15 ediles, por los 14 que tiene la oposición. En caso de que Belmonte no dimita y no pueda ser sustituida por el siguiente de la lista de Guanyar -que sería un representante de EU-, las decisiones que tome el equipo de gobierno tendrá que consensuarlas.
No obstante, esta situación abre las puertas a nuevos acuerdos y pactos a rebufo de lo que está sucediendo a nivel nacional. Mientras que el PSOE camina de la mano de Ciudadanos en Madrid o en Andalucía, en Alicante y en la Comunitat lo hace en compañía de Compromís y de Podemos/EU. Viendo las tensiones vividas por el tripartito en las últimas semanas y comprobando las buenas migas que hacen Pedro Sánchez y Albert Rivera en la capital del Estado, cada vez parece más lógico un cambio de pareja en el Ayuntamiento de Alicante. El problema para Gabriel Echávarri es que los seis concejales de Ciudadanos no le dan, ni de lejos, para crear un nuevo gobierno bipartito.
Mientras tanto, al alcalde de Alicante no le queda otra que formar parte del reparto estelar de sainetes como el protagonizado por Marisol Moreno, la edil de EU condenada por injurias a la Corona y a la que exigió la dimisión por acusar al PP de reunirse en club de alterne durante la anterior legislatura. Al final, tal vez por la proximidad de la Semana Santa, el primer edil decidió indultar a la concejal/monologuista a cambio de una disculpa pública a los representantes del PP y un donativo a una ONG. Otro mal ejemplo.
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