El equipo de gobierno cierra filas

El tripartito alicantino intenta recomponer la figura después de la intensa jornada del martes, que empezó con la retirada de competencias de Nerea Belmonte y su posterior expulsión del grupo de Guanyar Alacant, lo que supone que el equipo de gobierno se queda en minoría en el Pleno. Hoy se volverán a ver las caras precisamente en el único órgano municipal en el que todavía puede participar Belmonte, aunque sea como concejal no adscrita.

Los socios del equipo de gobierno son conscientes de su nueva situación, que obligará a consensuar con PP y Ciudadanos cualquier propuesta que lleven para asegurarse que sigue adelante. Porque no quieren saber nada de Belmonte, que incluso pasará a ocupar esta mañana un nuevo sitio en el Pleno, al lado de los concejales populares y enfrente de sus antiguos compañeros. Será la escenificación de la ruptura total del tripartito con Belmonte, a la que hoy verán de nuevo las caras y escucharán, si es que quiere hablar, porque tendrá su tiempo limitado.

Será de las pocas cosas que conserve Nerea Belmonte en el Ayuntamiento, puesto que se ha quedado sin retribución (solo cobrará 200 euros por asistencia a Plenos), con un despacho que se le está buscando y un correo electrónico.

En esta situación, esperan que Belmonte no aguante la presión y finalmente ceda su acta aunque sea en unos meses, que pasaría a Guanyar de nuevo y entraría el siguiente en la lista, en este caso José Luis Berenguer . De esta forma, volvería la mayoría al tripartito alicantino.

Aislamiento

Hasta entonces, en el equipo de gobierno no cunde el desánimo, más bien al contrario. Confían en continuar gestionando, no sin dificultades, pero sin contar para nada con Belmonte para aumentar esa sensación de aislamiento y «abandono» que ella misma decía y forzarla a dimitir. El alcalde, Gabriel Echávarri, aseguró ayer en declaraciones a 'Radio Alicante' que no va a hablar con Nerea Belmonte «ni para preguntar lo que va a votar o no». «Me da absolutamente lo mismo lo que haga la señora Belmonte», manifestó el regidor.

«No voy a hablar con ella para sacar adelante iniciativa alguna y el equipo de gobierno no contará con ella para nada», remarcó el alcalde, quien solo se fija en Ciudadanos y el Partido Popular para intentar sacar adelante las propuestas.

También el líder de Guanyar y vicealcalde, Miguel Ángel Pavón, optó por hacerle el vacío a Belmonte. Ve «muy difícil» que la exedil del grupo sea restituida en la formación «tras la decisión que tomó». Es más, cree que el gobierno de la ciudad es «más estable», pese a estar en minoría, y hay «mucho mejor clima y entendimiento entre los socios de gobierno tras haber zanjado esta situación».

«A partir de la deslealtad gravísima», que a su juicio fue la no devolución del acta, «ya no hay vuelta atrás. No hay recorrido posible».

«Está en una situación de soledad absoluta», insistió Pavón que se ha cuestionado «cuánto tiempo podrá mantener» su actitud porque ha «decepcionado a muchos ciudadanos» que votaron a la coalición.

«La señora Belmonte no tiene ningún grupo», recalcó Pavón, que indicó que los tiempos de intervención de la concejal no adscrita «serán muy reducidos» (según marque el Reglamento). Miguel Ángel Pavón manifestó que no tienen «confianza» en ella, ya que «se ha roto por completo».

Tampoco el portavoz del equipo de gobierno, Natxo Bellido, quiso dejarle un resquicio a Belmonte de retomar su actividad en el tripartito. «La mayoría no va a pivotar en torno a ella», manifestó tras la primera Junta de Gobierno Local que se realizó sin la exedil de Guanyar, a la que sustituyó Víctor Domínguez.

Entiende Bellido que el cese era la única salida tras la negativa a entregar el acta porque, lo contrario, «hubiera sido premiar unas actitudes que no nos han gustado».

De todas maneras, Bellido quiso quitar hierro a la importancia que tendrá el voto de Belmonte porque les aseguró en la reunión que mantuvieron el martes en Alcaldía con Echávarri y Pavón que iba a «seguir votando lo que hay en el pacto de gobierno». Esta mañana se podrá comprobar tanto la predisposición de Nerea Belmonte como el aislamiento a la que los socios del tripartito la quieren someter para remarcar, aún más si cabe, las distancias.