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Belmonte, ayer, durante la intervención en el Pleno que provocó el rifirrafe con Echávarri.
Echávarri a Belmonte: «Se agarra con sus uñas garrapateando en su silla»

Echávarri a Belmonte: «Se agarra con sus uñas garrapateando en su silla»

La concejal no adscrita asiste a su primer Pleno 48 horas después de su expulsión con un intenso choque con el alcalde

José Vicente Pérez Pardo

Viernes, 1 de abril 2016, 14:01

Gabriel Echávarri también es humano y en esta ocasión no se pudo callar. Después de casi cinco horas de Pleno municipal viendo de frente a la concejal no adscrita Nerea Belmonte dos días después de retirarle las competencias de Acción Social estalló el conflicto entre el alcalde y la exedil de Guanyar, hasta entonces latente. Fue en el penúltimo punto del orden del día, uno muy polémico, puesto que fue la declaración institucional sobre la libertad horaria comercial en el término municipal.

No fue la primera vez que Belmonte intervenía en el Pleno como concejal no adscrita (lo hizo hasta en tres ocasiones en otros tantos temas), pero fue la única beligerante contra el alcalde. La edil defendió su negativa a la apertura total reprochándole al alcalde a través de mensajes que recibía en el móvil unas manifestaciones en campaña, cuando dijo que «estoy en contra de que El Corte Inglés abra todos los domingos. Si soy alcalde le voy a quitar el permiso»; también le afeó que la ampliación de la Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT) iba en contra del décimo punto del pacto de gobierno tripartito y se hizo varias preguntas: «¿Dónde se garantizan los compromisos de los grandes centros comerciales para contratar 625 nuevos empleados, en qué papel?» y, la que tal vez pudo calentar más al alcalde, «¿Desde cuándo hacemos política en este Ayuntamiento en base a amenazas?». No se sabe muy bien si estas amenazas se referían a los centros comerciales o a ella misma, en alguna conversación privada.

El alcalde tuvo que esperar a las intervenciones de los grupos políticos de Compromís, Guanyar y Ciudadanos antes de retomar la palabra en el Pleno. Unos momentos en los que estuvo mascullando una contestación a Belmonte. Quizás fue porque ya conocía las declaraciones que hizo la edil en un receso del Pleno hablando de maniobras para expulsarla y que no se hablara de que «el Ayuntamiento continúa dando dinero a Ortiz»; tal vez fue porque el clima ha sido irrespirable las tres últimas semanas en el Consistorio, pero Echávarri se tenía que desahogar.

El punto álgido

La cuestión es que el alcalde estalló. Le recordó a Belmonte que había prometido abandonar su acta si se lo pedían Guanyar y Podemos (la primera, la coalición por la que se presentó a las elecciones y la segunda el partido en el que milita). Y llegó la traca final: «Lecciones de coherencia las justas cuando está agarrada con las uñas garrapateando en su silla como concejal del Ayuntamiento», lo que provocó un murmullo en el Salón de Plenos y aledaños y que casi no dejó oír la respuesta que ella le deslizó: «¡Qué elegante, señor alcalde!».

Al finalizar el Pleno, Belmonte se marchó casi sin despedirse de ningún compañero de Corporación. Lo que parecía que tenía que pasar, finalmente, ocurrió en un Pleno que no fue normal, por mucho que se intentara parecerlo. La presencia de Belmonte tras su expulsión no lo hacía nada corriente y la numerosa prensa concurrida en el Salón de Pleno lo atestiguaba.

Todo comenzó con normalidad. El alcalde le daba la palabra y Belmonte intervino en la moción sobre la memoria histórica y la protección a la DO Vinos de Alicante. Incluso, Belmonte atendió amablemente a la prensa en un receso del Pleno con tranquilidad, pero con cargas de mucha profundidad que tal vez le estallaron minutos después.

La concejala no adscrita cree que su expulsión se ha debido a «clara maniobra para sacar a la única representante de Podemos» del Consistorio «para no hablar de los temas importantes, como por qué seguimos dando millones de euros al empresario Enrique Ortiz», imputado en diversas causas judiciales.

«De eso no se habla, pero sí de unos contratos que se han hecho bajo el punto de vista de la legalidad», dijo Belmonte, en alusión a los contratos menores otorgados cuando era concejal de Acción Social a una mercantil dirigida por conocidos suyos y que le valió, a la postre, su salida del equipo de gobierno tripartito y del grupo municipal de Guanyar Alacant.

Por todo ello, la edil ha considerado que, «efectivamente», no tiene que irse «a ningún lado» (dimitir), pues no ha hecho «nada ilegal, ni incorrecto», sino que, «de hecho», ha realizado «una buena gestión», ahorrando dinero a la ciudad de Alicante (en concreto, más de 150.000 euros en seis meses, según sus palabras).

Cargó contra el proceso de garantías de Guanyar Alacant que dictaminó que debía dimitir está «impugnado», tanto la comisión como la asamblea. Recordó que Guanyar se benefició de la confluencia con su partido en las elecciones locales, pero, en cambio, «han hecho falta muy pocos votos para que una asamblea decida pedir mi dimisión».

Desautorizó al secretario general de Podemos en la Comunitat, Antonio Montiel, asegurando que él «no puede» reclamarle el cargo, porque esta formación política tiene «un procedimiento garantista» que es el que debe determinar si ha hecho algo que merezca su expulsión.

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