Carlos Fabra logra el tercer grado en contra del criterio de Prisiones y de la Fiscalía

La juez de vigilancia penitenciaria del Juzgado número 3 de Madrid, María del Prado Torrecilla, concedió hoy el tercer grado al expresidente de la Diputación de Castellón y ex presidente del PP provincial, Carlos Fabra, en prisióndesde hace un año y cinco meses por cuatro delitos fiscales.

La decisión de la magistrada, que supondrá que el reo solo tendrá que acudir a dormir a la prisión de Aranjuez de lunes a viernes, cuenta con el criterio en contra de Instituciones Penitenciarias, de la Junta de Tratamiento del centro y de la Fiscalía. Se opusieron a la concesión del régimen de semilibertad al expolítico del PP por considerar que había un riesgo «medio-alto» de reiteración delictiva, por la gravedad de sus delitos, por el hecho de que no ha satisfecho el total de la responsabilidad civil que se le impuso y porque su buena conducta en prisión no es un dato «relevante» de que se haya rehabilitado, porque el buen comportamiento es habitual en este tipo de delincuentes.

Del Prado piensa de manera totalmente opuesta y ha desoído por completo el parecer de los técnicos penitenciarios y del Ministerio Público. La juez defiende la progresión de grado por varios motivos. El primero es que cree que el riesgo de que vuelva a delinquir es «medio-bajo», ya que los delitos se cometieron en 2003 y recuerda que no cometió ninguna irregular ulterior durante el tiempo que estuvo en libertad provisional. En segundo lugar, arguye que los delitos de Fabra «no son tan graves» y que, en cualquier caso, el 30 de mayo cumplirá la mitad de la condena y tendría derecho a la libertad condicional.

Incide en la buena conducta en prisión, su ingreso voluntario en el centro, su participación en las actividades carcelarias y en el apoyo familiar. Además, recuerda que el expresidente de la diputación ha pagado ya 729.672 de euros de su responsabilidad civil y que en los tres permisos de los que ya ha disfrutado no ha habido incidencia alguna. Todo ello -explica- al margen de que el preso ya tiene 70 años y el trasplante de hígado al que fue sometido le obliga a «continuas revisiones».