El patio de luces virtual

as redes sociales se han convertido, al menos para algunos, en una especie de patio de luces virtual en el que desahogar sus penas y en el que criticar a los vecinos que incordian. En estos nuevos escaparates del vilipendio y el cotilleo no hay ventanas, ni cuerdas de tender la ropa, ni canarios dentro de una jaula, pero lo que sí hay, como en los patios de luces de toda la vida, es muy mala leche. También hay, a diferencia de los deslunados de siempre, mucha más indiscreción. En las redes sociales hay miles de ojos leyendo las conversaciones y escudriñando los comentarios y eso, algunos, parecen no tenerlo en cuenta.

Es lo que le ha pasado esta semana a Gabriel Echávarri, alcalde de Alicante, y a Natxo Bellido, uno de los tres socios del 'Tripartido' y portavoz del equipo de gobierno que preside el primero. A cuenta de la agria polémica por el horario comercial de la ciudad, Echávarri y Bellido han trasladado un debate interno a la luz y taquígrafos de la ciudadanía. Eso, que aparentemente debería estar bien como sano ejercicio de transparencia democrática, no es más que el fiel reflejo de la crispación interna que vive un pacto de gobierno absolutamente resquebrajado. Echávarri está más cansado de sus socios que de sus opositores, al menos eso es lo que aparenta. El roce no siempre hace el cariño y, en este caso, lo que ha hecho ha sido erosionar hasta límites insospechados una relación que difícilmente se prolongará en el tiempo otros tres años más.

La lista de puntos de fricción entre los socialistas y sus socios de Guanyar Alacant y Compromís empieza a ser lo suficientemente larga como para replantearse la conveniencia o no de prolongar en el tiempo esta situación. Desde las diferencias de criterio sobre la polémica con Marisol Moreno al comportamiento de Nerea Belmonte, pasando por los duelos dialécticos de Miguel Ángel Pavón con el edil socialista Carlos Giménez, la 'batalla' de Pavón contra los veladores de Gabriel Miró, las críticas del propio Pavón por el viaje de Gotemburgo, las diferencias sobre el rescate de las contratas municipales, el enfrentamiento de la también socialista Gloria Vara con un agente de la Policía Local y, lógicamente, el asunto del horario comercial.

Todos estos puntos de desencuentro han sido aireados con notable ligereza por parte de todos los socios del 'Tripartido', aunque ha sido el propio alcalde el que ha criticado y comentado con más claridad (o acidez, según se mire) las frases de Moreno contra la Familia Real, las contrataciones de Belmonte con empresas de sus amigos o la delicada situación en la que ha quedado el director de Comercio, Natxo Costa, tras la decisión por parte de la Generalitat de permitir a los comercios de Maisonnave la apertura en festivos y domingos. Echávarri, como ya hizo con Miguel Ángel Pavón y Guanyar hace unos meses, ha invitado ahora a Natxo Bellido y a Compromís a romper el pacto de gobierno. Da la sensación, leyendo los mensajes vertidos en Twitter, que el alcalde de Alicante sueña con que todos estos desencuentros terminen en un divorcio nada amistoso.

Y uno se pregunta: ¿Qué clase de acuerdo es uno que se basa en mandar de manera continua invitaciones a romperlo por parte de quienes lo firmaron? Sin duda, en todos los pactos, antes y después de rubricarlos, hay tensiones y situaciones complicadas para la supervivencia de los mismos, pero los intervinientes guardan al menos las formas y 'lavan los trapos sucios' en la intimidad.

En el 'Tripartido' los 'trapos sucios' no se lavan, se airean en el patio de luces virtual para solaz y disfrute del resto de 'vecinos' -en este caso, el PP y Ciudadanos- que asisten atónitos al proceso de autodestrucción en el ciberespacio y en los medios de comunicación en el que se encuentran inmersos los tres socios que gobiernan 'esta nuestra comunidad'. Mientras tanto, muchos de los problemas que afectan y preocupan de verdad a los vecinos y a los pequeños empresarios de Alicante ni se solucionan ni entran en vías de ser resueltos.