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El mirador

El pasado de IFA y el futuro de Coepa

Pedro López

Domingo, 29 de mayo 2016, 01:03

Un año después de que el PP diera paso al tripartito al frente de la Generalitat, por fin ha llegado el momento de comenzar la fiscalización de las cuentas de la Institución Ferial Alicante (IFA). A la Conselleria de Economía le ha costado arrancar un proceso imprescindible para poner luz en el oscurantismo en el que se había sumido una institución crucial para los intereses económicos de la provincia. IFA, como Coepa, han sido fiel reflejo de la situación vivida en Alicante: empresarios privados impulsados por el PP para gestionar entidades público/privadas financiadas con dinero principalmente público. Después de muchos años caminando por esta senda, la ruta se ha acabado al borde de un precipicio: IFA con una deuda de 90 millones y pabellones con goteras y Coepa al borde de la disolución y con una deuda igualmente millonaria. Ahora, la anterior cúpula echa la culpa de la situación al Consell y a su 'apuesta' por Feria Valencia.

El recorrido de IFA y de Coepa durante los últimos años tienen muchos puntos en común, quizás demasiados, teniendo en cuenta que la primera es una institución destinada a la celebración de ferias y certámenes, regida por un patronato en el que están representadas las administraciones públicas y las organizaciones económicas, y la segunda es una confederación de organizaciones empresariales, es decir, la patronal. Los puntos en común son, fundamentalmente, las personas, la financiación y el resultado de la gestión. Los nombres claves que aparecen en el organigrama de ambas siglas durante los últimos diez años son los mismos: Modesto Crespo, Antonio Galvañ y Moisés Jiménez. La financiación ha sido de manera, casi exclusiva, pública: en forma de subvenciones a fondo perdido, ayudas, financiación, etc. El resultado de la gestión ya lo saben ustedes.

Centrándonos en IFA, la semana ha sido de lo más reveladora. Una vez cerrado el proceso de relevo de su cúpula directiva hace apenas diez días, con la salida del presidente Manuel Román y del director general, el citado Antonio Galván y la entrada de José Luis Gisbert y Esther Guilabert, el primer paso ha sido abrir los cajones y examinar con lupa las cuentas. Los nuevos rectores de la Feria han trasladado a la Conselleria de Economía lo que han encontrado: facturas y gastos sin justificar, un uso cuanto menos curioso de las tarjeta Visa de la institución, sueldos muy altos -pero legalmente aprobados-, una flota de coches de alquiler... En principio, habrá que esperar a que la auditoría determine si hay algún hecho que vaya más allá de lo curioso o de los indignante, pero es cuanto menos chocante que el director general de IFA cobrase -legalmente- más que el presidente de la Generalitat. Lo sucedido en IFA durante los últimos años dará mucho que hablar en las próximas semanas, sobre todo cuando se enciendan los ventiladores.

Mientras la luz entra en la Institución Ferial, tras muchos años en el 'lado oscuro', Coepa sigue sumida en las tinieblas. A la espera de que el administrador concursal traslade al juez su informe, que determinará si la patronal es viable o debe ser liquidada, Coepa, cuyo tesorero durante los últimos años también ha sido Antonio Galvañ, se debate entre la vida y la muerte. Curiosamente, el Consell también ha iniciado una investigación para aclarar si la patronal alicantina cometió irregularidades a la hora de solicitar los créditos y las ayudas para financiar el dichoso centro de oficios.

El dilema entre salir del coma o desconectar la máquina no es baladí: si desaparece, los empresarios de la provincia se quedarán sin voz ni voto en la CEOE, la patronal nacional, aunque visto lo visto... Si consigue superar este 'match-ball', los empresarios de la provincia tendrán que optar por el continuismo y el victimismo -la culpa de todo la tiene ahora la patronal valenciana- o por la renovación y la ruptura con el pasado.

Ninguno de los dos caminos será sencillo. El primero impedirá el regreso a la patronal de aquellos sectores que salieron despedidos por el núcleo duro, esa especie de 'establishment' anclado en la directiva. El segundo obligará a que unos se echen a un lado y dejen paso a caras nuevas, que además sean capaces de tender puentes y reconstruir el proyecto. En cualquier caso, ¿a que el paisaje en este segundo camino tiene mejor pinta?

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