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Luis Candela
Lunes, 30 de mayo 2016, 01:38
Un tribunal ha impuesto a un vecino de Alcoy la pena de ocho años entre rejas por engañar a un hombre con 21% de discapacidad física para llevarlo hasta un lugar completamente apartado y desvalijarlo. Según ha quedado probado, el reo, de 35 años de edad, propinó tal paliza a la víctima que la dejó inconsciente en un descampado y con los bolsillos vacíos, pues le sustrajo todo el dinero que llevaba encima. Además, para cometer el robo, el acusado se valió del «engaño» y de la situación del perjudicado, tal y como recoge el fallo del Juzgado de lo Penal 1 al que ha tenido acceso este diario.
1 Víctima y agresor se conocieron en un bar de Alcoy y entablaron conversación.
2 El penado logró convencer al agredido para que lo llevara al colegio de su hija.
3 En un momento dado, pararon y el procesado asestó un golpe en la nuca al discapacitado.
4 En el suelo, el acusado siguió propinando patadas y golpes en la cara.
5 Una vez quedó inconsciente la víctima, el ahora condenado le sustrajo el dinero que llevaba encima.
6 Con los 830 euros en su poder, el reo abandonó el lugar del crimen dejando al hombre sangrando.
7 El perjudicado sufrió la rotura de huesos nasales y policontusiones, así como síndrome postconmocional.
8 La juez no cree las muchas versiones ofrecidas por el acusado a lo largo del procedimiento.
9 Se trata de un reo con dos antecedentes previos por robos cometidos entre los años 2011 y 2015.
El suceso se produjo hace ahora aproximadamente un año. El 25 de mayo del 2015, víctima y agresor coincidieron en un bar de Alcoy, donde se conocieron. El segundo convenció al primero para que le acercara con su coche hasta el colegio de su hija con la finalidad de recogerla. El perjudicado, ajeno al infierno que le aguardaba, accedió. En un momento dado, Marcos R.V. pidió al conductor que detuviese el coche en un descampado para poder orinar, tarea a la que ambos se pusieron.
Lo siguiente que notó la víctima fue un fuerte golpe en la nuca de un puño con unas llaves. Tendido en el suelo y aturdido, el hombre no sabía la que se le venía encima. El procesado la emprendió a patadas y golpes en la cara. «Dame el dinero o te mato», le dijo a su víctima, tal y como ha quedado probado para la juez, como recoge en su fallo facilitado por fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV).
El apaleado se desvaneció por completo y perdió la consciencia, «momento en el que el acusado aprovechó» para birlarle la cartera «y sustraer 830 euros» que llevaba consigo, tal y como detalla la resolución. Así, el agresor abandonó la escena del crimen mientras que su víctima se quedó tendida en el suelo sangrando por toda la boca. «Tenía la cara hinchada», declaró en el juicio uno de los agentes que le atendió, quien hizo hincapié durante la vista que «estaba muy mal».
Huesos nasales rotos, policontusiones y síndrome postconmocional fueron las heridas padecidas por el perjudicado, además de sufrir una desestabilización de otros trastornos mentales. Por ello, el condenado deberá pagarle, junto con los 830 euros sustraídos, 4.200 euros en concepto de indemnización por las heridas y secuelas.
Los agentes que intervinieron en primera instancia coincidieron en que el lugar elegido para el golpe «estaba bastante apartado», lo que lo convertía en «idóneo para robarle y darle una paliza» al hombre con las capacidades de movilidad disminuidas en un 21%.
El detenido negó los hechos e inventó una versión que «carece de credibilidad subjetiva», como señala en su auto la magistrada, quien recalca que el procesado «ha mantenido distintas versiones a lo largo del procedimiento» mientras que la acusación de la víctima se ha mantenido «persistente» desde el principio.
Este no es el primer robo del condenado, ni mucho menos. El hombre acumula un abultado historial delictivo, pues el Juzgado de lo Penal 5 de Alicante ya le había impuesto dos años y medio entre rejas por un asalto con fuerza. Sin embargo, aquella pena dictada en enero de 2011 quedó suspendida año y medio después bajo la condición de no delinquir durante cuatro años.
El reo acabó en los calabozos poco antes de cumplirse el plazo de la suspensión de la pena y en junio de 2015 el Juzgado de lo Penal 1 de la capital le castigó a seis meses de prisión por un robo con violencia o intimidación en grado de tentativa. La reincidencia le ha costado cara, ya que en esta ocasión se le ha aplicado un tipo más severo por el delito de robo con violencia y lesiones agravadas.
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