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Admite que descuartizó a un hombre y enterró su cadáver en un monte en Pego

Un policía considera que el detonante del crimen pudo ser un «exceso de efusividad» de la víctima, pero el principal acusado niega que fuera por su homosexualidad

E. P.

Jueves, 9 de junio 2016, 01:10

Un tribunal popular juzga esta semana a dos hombres que, según el relato del fiscal, mataron y descuartizaron a otro al que conocieron una noche de fiesta en Gandia (Valencia), cuando trató de mantener relaciones con ellos. Uno de los acusados admitió ayer ante el juez que cometió el asesinato pero dijo que lo hizo en solitario, mientras uno de sus amigos estaba durmiendo y otro en el servicio.

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Además, señaló que tiene «conocidos homosexuales» y no tiene «ningún problema» con las personas de esta condición sexual. Por contra, uno de los agentes de la Brigada de Homicidios de la Policía Nacional que participó en las investigaciones cree que sí fue éste el móvil del crimen y aseguró en su declaración que «muy posiblemente, la efusividad (de la víctima) provocó que (el presunto asesino) se fuera a por un cuchillo y lo matase».

Así lo expresaron ambos ayer en la segunda sesión de este juicio, que se celebra por el procedimiento del jurado, en el que han declarado los cuatro acusados en este caso y diversos testigos, entre los que también ha estado la madre del fallecido. El fiscal solicita 20 y 19 años de prisión, respectivamente, para dos de los acusados del asesinato en concepto de autores, ambos de nacionalidad lituana, y otros dos años y seis meses para otros dos presuntos más por encubrimiento.

Durante su declaración, uno de los presuntos autores del crimen manifestó: «Sólo le acuchillé yo». Además, agregó que uno de sus amigos se había ido a dormir y el otro, también acusado de asesinato, se encontraba en el servicio de la casa. Tras atestar las puñaladas al fallecido, según explicó, se «asustó muchísimo» y se «arrepintió», «pero ya era tarde».

Tras cometer el asesinato, relató que se fueron «al bar a seguir bebiendo» y «a comprar cocaína». Más tarde, fue a un comercio a comprar «unas bolsas y un cuchillo» y volvió a la escena del crimen «a descuartizar el cuerpo y a meter los trozos en las bolsas», para lo que sí recibió la ayuda del otro acusado, según comentó.

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Después, llamó a un amigo «para decirle que tenía carne de cerdo en mal estado y que quería deshacerme de ella». «Nos fuimos y escondimos con piedras los restos en el paraje de Monte-Pego -en el término municipal de Pego-. Volvimos y limpiamos el piso», contó el joven. Finalmente, defendió que está «muy arrepentido» y que sigue pensando «que ha sido un mal sueño».

El otro acusado de asesinato corroboró en gran parte la declaración de su compañero, ya que sostuvo que no vio cómo éste acuchilló a la víctima porque estaba en el servicio y que cuando salió se encontró el cuerpo inerte en el suelo y a su amigo «asustado». Ante la pregunta de por qué no llamó en ningún momento a una ambulancia o a la Policía, se justificó y dijo que no lo hizo porque «no sabía español».

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Después fue el turno de uno de los agentes de la Policía Nacional que participó en las pesquisas posteriores a la comisión del crimen, que apuntó que, en sede policial, este acusado relató cómo, cuando iban con la víctima de camino al domicilio de los procesados, éste realizó tocamientos al conductor, que se giró y dijo a sus compatriotas en lituano: «Vamos a casa que le vamos a dar una paliza». De ello, en contra de lo que defendieron los acusados, este agente concluye que «muy posiblemente, la efusividad del fallecido provocó que se fuera a por un cuchillo y lo matase».

Ayer compareció como testigo un amigo de uno de los acusados, al que llamaron para que les llevara en su vehículo al paraje natural, ya que no tenían coche ni carnet de conducir, y aseguró que le pidieron «que les llevara a una barbacoa» y desconocía que los restos que llevaba eran humanos.

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También declaró en esta jornada del juicio la madre de la víctima que, visiblemente afectada, contestó a una única pregunta del ministerio público y defendió que su hijo «nunca tuvo ningún problema por ser homosexual».

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