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Esther Brotons
Domingo, 12 de junio 2016, 01:06
El 11 de marzo de 2010, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) se veía obligada a aprobar la figura del 'buen samaritano'. Se denomina así a aquellas personas que, de forma totalmente altruista, se ofrecen a donar un órgano en vida, habitualmente un riñón, sin importales ni conocer a quién va dirigido. El envejecimiento de los órganos por la caída de las muertes por accidentes de tráfico urgía a aumentar las donaciones de vivos y a regular el procedimiento del anónimo.
«Es la solidaridad extrema», afirma Carlos Santiago, coordinador de la Unidad de Trasplantes del Hospital General de Alicante sobre este tipo de donación. En 2009 el centro realizaba el primer trasplante intervivos de la provincia, pero entre un matrimonio. La mujer se lo dio a su esposo. Fue un éxito. Desde entonces, «hemos hecho también trasplantes de familiares como madres a hijos y de amigos, pero en todos hay sentimientos», explica el responsable, quien hace cinco años cuando se reguló el 'buen samaritano' dudaba de que surgiese alguno. ¿Quién iba a dar un riñón sin tener ninguna vinculación con el receptor y a cambio de nada?
Dos alicantinas ya lo han hecho, y han permitido salvar seis vidas, sorprendiendo y emocionando en el largo proceso al equipo médico ante tanta generosidad. En este tiempo se han recibido un total de cuatro propuestas. Una de ellas fue descartada tras realizar el informe médico y la segunda se arrepintió. Las otras dos siguieron adelante hasta el final, con un convencimiento férreo tras superar entrevistas y sinfín de pruebas, tanto físicas como psicológicas, incluyendo una declaración ante el juez.
El primer órgano donado fue para un paciente que estaba en hemodiálisis en el hospital. Entones el General de Alicante todavía no tenía la acreditación para realizar trasplantes cruzados. En ellos una persona dona un riñón a un desconocido a cambio de que un familiar o un amigo del receptor haga lo mismo con alguien relacionado con el primer donante.
El pasado año obtuvo la autorización de la ONT y la Unidad del General entró a formar parte de los hospitales españoles que participan en el intercambio de órganos para trasplantar a pacientes, con insuficiencia renal crónica, y cuyas parejas o familiares no son compatibles. Conlleva un complejo proceso logístico, que requiere una total colaboración entre la oficina central de la ONT, los coordinadores autonómicos de trasplantes, los hospitales y los equipos médicos que participan de este operativo. Una aplicación informática permite agilizar las posibilidades de intercambio entre las parejas del registro.
Según el coordinador del General, con la segunda donante altruista se inició una cadena, que permitió trasplantar a cinco pacientes al intercambiarse los riñones. El último fue para un enfermo del centro alicantino. Con una media de edad de 40 y pico años, el doctor destaca que en términos generales, en todo el país, se está detectando que un 60% de las donantes altruistas son mujeres, pero muchos de los casos se descartan. «Son personas muy solidarias y que tienen antecedentes por estar en actividades de cooperación, solidaridad... son muy especiales», afirma.
El procedimiento comienza con una entrevista por parte de la ONT cuando un candidato llega al hospital y afirma que quiere ser donantes. Primero se le explica cómo es el procedimiento -ya se deja claro que se mantendrá el anonimato entre donante y receptor-y se somete a un detallado examen para comprobar que está en perfecto estado de salud y que no existe ningún riesgo ni contraindicación.
Del mismo modo, se le hace una evaluación psicológica profunda para comprobar que no sufre ningún desequilibrio emocional. El comité de ética asistencial del hospital debe dar su visto bueno y todo el proceso es revisado y ratificado ante un juez del Registro Civil, donde acuden tanto el 'buen samaritano' y los médicos. El donante puede en todo momento revocar su decisión y el doctor siempre les recomienda que lo hablen y discutan con los familiares. «Son personas de admirar, te impresiona mucho que exista en el mundo gente así», afirma el coordinador, quien recuerda con emoción las declaraciones ante el juez y el «pleno convencimiento» que mostraban las donantes, que siempre estarán en el anonimato.
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