Rosa Martínez
Sábado, 18 de junio 2016, 00:34
Dijo adiós en una extensa gira en la que fue regalando al público los éxitos que le habían acompañado a lo largo de su carrera. Quería abrir una nueva etapa, ver, confesó entonces, «qué era capaz de hacer». «Nunca -asegura Paloma San Basilio (Madrid, 1950)- hay que dejarse atrapar por lo cómodo». La artista, ganadora de un Grammy Latino en 2006 y voz inconfundible del teatro musical, actúa hoy en Orihuela, en el Teatro Circo, arropada por Los Chicos del Coro de Saint Marc. No es su único proyecto. El próximo 6 de julio abre el Festival de Teatro Clásico de Mérida con 'La décima musa', espectáculo creado ex profeso para la cita extremeña, en el que comparte protagonismo con Ignasi Vidal y David Ordinas.
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Qué
Paloma San Basilio y Los Chicos del Coro de Saint Marc, en concierto.
Dónde y cuándo
Esta noche, a las 20 horas, en el Teatro Circo de Orihuela. Entradas 25, 28 y 32 euros.
-¿Qué le atrajo de nuevo a los escenarios?
-Entonces cerré un ciclo, quería dejar de hacer un tipo de trabajos que venía realizando en los últimos años, y empezar a pensar en una etapa nueva. Aquí siempre existe la posibilidad de que se te plantee algo distinto, atractivo, que te obligue a entrar en otra dinámica. No es 'voy a volver a los escenarios', sino 'voy a hacer algo que realmente me apetezca y me seduzca', que me haga sentir que estoy haciendo algo distinto. Eso es lo que me atrajo. Después de la gira 'Hasta siempre', hice unos conciertos con Los Chicos del Coro. Fue una experiencia bonita; nunca había cantado con voces blancas. Y surgió la idea de grabar un disco ['Voces del alma'] y hacer esta gira, que ya estamos cerrando. Ha sido una experiencia muy bonita y a la gente le ha encantado.
-¿Qué ha sido un lujo en esta gira?
-Todo. Es un repertorio distinto, y te obliga a colocar la voz en otras tesituras. Eso es muy bueno porque también tu voz se relaja y trabaja sin tanta tensión. Luego, el hecho de acoplar tu voz a la de los chicos es muy emocionante.
-¿Con qué se queda de esta experiencia?
-Creo que hay que disfrutar de las cosas que haces y que hay que intentar buscar siempre nuevos objetivos y nuevos escenarios para tratar de no repetirte a ti misma; descubrir, investigar, y, sobre todo, hacer del escenario un acto placentero y lúdico. Estos niños tienen una disciplina vocal maravillosa y, curiosamente, mi voz con la de ellos se ha acoplado muy bien.
-¿Compartir este proyecto con estos niños le ha dado vitalidad?
-Es muy tierno verlos llegar a todos con sus uniformes, sus calcetinitos, y sus chaquetitas. Y ver con qué disciplina se ponen ahí. No es fácil para ellos, porque están estudiando y tienen que afinar y ensayar, pero disfrutan muchísimo. También creo que es una hermosa lección ver cómo cuando les ofreces a los niños un mundo donde pueden sentirse bien y del que pueden disfrutar, todo es mucho más fácil. Lo sería también para muchos niños que no encuentran su espacio y a quienes nadie dedica un minuto. Están en plena formación y esta experiencia les enriquece y puede ser tremendamente positiva para el futuro de sus vidas.
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-Cuando decidió despedirse de su público se propuso descansar y pasar más tiempo con la familia; ¿lo ha conseguido?
-Sí. Es una de las grandes ventajas de esta etapa, que tengo espacios tranquilos y libres y que aprovecho cualquier excusa para marcharme a Los Ángeles a estar con mi hija y mis nietos. De hecho, parte de 'El océano de la memoria', la novela que acabo de publicar, la he escrito allí. He recuperado una parte de vida que prácticamente no había vivido. Es muy gratificante disfrutar de una vida familiar. Sabes que estás ahí aportando algo, trasladándoles tranquilidad y las pocas cosas que has aprendido a lo largo de la vida. Este ciclo de abuelos-nietos enriquece muchísimo, pero no solamente al niño, sino también al adulto, porque le permite ser útil.
-¿Qué ha descubierto en la escritura?
-Es un mundo íntimo al que con una profesión como la mía tienes menos acceso. Aquí vives de cara al exterior, de cara a los focos y siempre tienes a mucha gente mirándote. La escritura es un mundo totalmente privado. Te pones con tu ordenador y escribes en cualquier sitio; dejas fluir tu imaginación y vives a través de tus personajes. Es muy bonito.
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-¿Seguirá escribiendo?
-Me gustaría hacerlo. La novela está teniendo muy buena respuesta y muy buenas críticas, y la verdad es que ya hay mucha gente que me pregunta cómo van a seguir los personajes.
-¿Y pintando?
-En cuanto tenga un huequecillo. Ahora mismo estoy con los preparativos de 'La décima musa', que es el espectáculo con el que abriremos el Festival de Mérida, y me lleva bastante trabajo.
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Mérida
-¿Cómo se enfrenta a este último proyecto?
-Fue una propuesta que nos llegó y me pareció una maravilla, un privilegio. Lo interesante es que es una obra hecha especialmente para nosotros, para este proyecto, y ahí está su mayor dificultad y su mayor atractivo, porque hay que ponerla en pie desde cero. El trabajo de dramaturgia es fantástico. Hay todo un recorrido por los personajes de la mitología y también una parte musical importantísima. Creo que la gente se va a sorprender mucho con lo que estamos haciendo.
-¿Se siente fuerte en el escenario?
-Sí. Cuando te subes ahí y empiezas a decir textos maravillosos te sientes como viajando, como flotando en un espacio que tú creas en ese momento y al que, de alguna manera, invitas a los demás a que entren. Eso es algo mágico que no siempre, en la vida real, se puede encontrar.
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-¿Qué le sigue ilusionando?
-Vivir, ver lo que pasa a mi alrededor, estar con mi hija y con mis nietos; descubrir que soy capaz de hacer otras cosas que no había hecho, seguir creciendo, curioseando y buscando. El simple hecho de vivir, porque nunca hay que dejarse atrapar por lo cómodo, sino buscar y moverte siempre en nuevos espacios.
-¿No parar?
-Sí, pero siguiendo un camino. Sin tensión.
-¿Qué espera encontrar en su cita con Orihuela?
-Como siempre, todo el cariño de la gente, porque es una tierra en la que he cantado muchísimo. El teatro está prácticamente lleno y sé que el público va a disfrutar mucho con los niños. Espero sentirme como en casa, como siempre.
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